LA barbarie terrorista convertida en un baño de sangre que tuvo lugar la noche del viernes en París, con un trágico balance de 129 muertos y más de 350 heridos, es en sí mismo un nuevo crimen de lesa humanidad perpetrado por un fanatismo exacerbado e intolerante dispuesto a aniquilar sin escrúpulos decenas de vidas de personas inocentes y supone un intolerable ataque global que busca la imposición de un sistema político-religioso y social totalitario frente a la libertad y la democracia. Así deben entenderse las millones de muestras de solidaridad con las víctimas, con París y con Francia que están teniendo lugar las últimas horas a lo largo de todo el mundo.

SIGUE LEYENDO LA NOTICIA EN: Presst.net