LA violencia asociada al fútbol, ese vandalismo irracional aunque muy real que tanto parece preocupar pero del que nadie se ocupa y del que suele hablarse solo cuando se produce una tragedia, vivió ayer en Madrid un nuevo capítulo de su historia más negra y más brutal. Un aficionado del Deportivo de La Coruña murió tras ser agredido de manera salvaje y tirado literalmente al río Manzanares en las inmediaciones del estadio Vicente Calderón, donde su equipo iba a disputar horas después un partido frente al Atlético de Madrid.
SIGUE LEYENDO LA NOTICIA EN: Presst.net