Complacencia con prudencia
El crecimiento del PIB vasco en el tercer trimestre permitirá cumplir las previsiones para 2014 pese al reequilibrio de las economías alemana y francesa, pero no evita la influencia de las discutibles políticas económicas europeas
LAS cuentas económicas trimestrales publicadas por el Eustat, con un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) en el tercer trimestre del +0,4% en Euskadi, que llevan el interanual vasco al +1,3%, hay que analizarlas desde la serenidad y con una mezcla proporcional de complacencia y prudencia. Complacencia porque los datos, al fin y al cabo, indican un nuevo trimestre de crecimiento, aun siendo este limitado, y porque ese +1,3% interanual permitirá en cualquier caso, incluso si se produce un relativo parón en el último trimestre, igualar o mejorar las previsiones del Gobierno vasco para este ejercicio, que no eran sino de un ajustado +1%. También porque ese baremo se mantendrá en 2014 a pesar de la ralentización de las economías motor de la zona euro y de los dos principales mercados, Francia y Alemania, de la economía vasca. Si hasta este ejercicio eran las exportaciones las que tiraban de nuestro PIB, ahora, cuando estas padecen el reequilibrio de las economías alemana y francesa, el consumo interno parecer haberse recuperado lo suficiente como para ayudar, junto a la búsqueda de otros mercados, en el moderado crecimiento, que es en Euskadi dos décimas superior al +0,2% de la UE-18 y cinco décimas superior en el indicador interanual. A ello cabe añadir, además, que ese parón en Francia y Alemania parece graduarse hacia una ralentización toda vez que ambas han vuelto a índices positivos, aunque apenas del 0,1% en la economía germana. Ahora bien, los mismos datos dan tantos o más motivos para la prudencia por cuanto ni en el caso de Euskadi ni en el del entorno europeo -donde quien más crece es quien peor estaba, es decir, Grecia tras una recesión ininterrumpida de seis años- soportan la pretensión del final de la crisis que se ha extendido desde portavoces autorizados del Gobierno español. De hecho, el crecimiento es tan contenido que, comparado con los datos de la economía en EE.UU. (un crecimiento del +0,9% en el tercer trimestre y del 2,6% internaual), lleva todavía a considerar como discutible la gestión de las políticas económicas europeas y a prestar una especial atención a los dos problemas que lastran cualquier incipiente recuperación: el abultado endeudamiento público (con récord del 97% del PIB en el caso español) y privado y el elevadísimo índice de desempleo.