Seguramente la denuncia del señor Maroto no es absolutamente errónea, aunque sea poco matizada en los datos. Y es seguramente cierto que muchos ciudadanos, con poco datos más allá del rumor y lo circunstancial, estarán de acuerdo con él.Pero es seguro que las palabras del señor Maroto no tienen otro objetivo que el electoralista, porque no se entiende que controlando su partido, el PP, la alcaldía de la ciudad, la diputación provincial, el gobierno y todas las instituciones del Estado se limite a la lamentación y la denuncia verbal, sin efectos prácticos. ¿De verdad que contando con la ayuda de su partido, que controla los variados cuerpos de información y los de seguridad y las estructuras judiciales, no puede hacer nada para detectar los casos fraudulentos y aportar esos datos para retirar las ayudas sociales a quienes se aprovechan de ellas?¿Además, ¿no es el Partido Popular quien define y controla en estos momentos la política de inmigración, origen de esos casos de engaño que se critican? Solo hay oportunismo electoral tras sus palabras; solo eso. Pero para contrarrestar su mensaje no bastará con tacharle de xenófobo o expresiones equivalentes, que no creo que sean ni acertadas ni justas. Limitarse a eso solo evita un análisis serio y matizado en busca de soluciones eficaces para un problema con evidente eco social. Frente a su denuncia del fraude (que lo hay, sin duda, pues se han reconocido oficialmente cifras escandalosas del mismo en los dos últimos años), lo lógico y lo inteligente no es quedarse con la estéril crítica al mensajero, sino dejar claro ante la sociedad la voluntad de detectar y castigar los engaños en los servicios sociales y comprometerse a realizar los cambios pertinentes en las leyes para dificultarlos. Si no, la batalla la habrá ganado la demagogia electoralista de quienes han demostrado reiteradamente ser expertos en ella.
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