Ante la decisión de trasladar a España al religioso infectado por el virus del ébola se me plantean bastantes interrogantes sobre el criterio que se ha tenido en cuenta. ¿Ha sido adecuado traerle? Tal vez la respuesta dependa desde el punto de vista que se decida mirar: el ético, el moral, el humanitario, el social, el político, el sanitario... Demasiadas perspectivas que desde luego no nos ayudarían a disipar la duda. ¿Quizás haya podido prevalecer un interés distinto al meramente médico? ¿Ha llegado el ébola a Europa? ¿Había la necesidad de correr este tipo de riesgo? La generosidad y el respeto también hay que tenerlo con el conjunto de personas que integran una sociedad y esto implicaría, en momentos determinados, sacrificios particulares. Sobre todo porque en África quedan hombres y mujeres, voluntarios y profesionales de la salud, infectados por este virus o en riesgo alto de contraerlo. Por no hablar del propio pueblo africano sometido a este tipo de virulentas plagas porque el dinero para investigar en nuevos fármacos para erradicarlas se hace esperar. La solidaridad no tendría que ser selectiva.