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Otra vía para Europa

Las elecciones al Parlamento Europeo contrastarán los efectos de la crisis y las políticas que pretendidamente la combaten en la credibilidad de las grandes corrientes ideológicas y en la de las instituciones de la Unión

LAS elecciones al Parlamento Europeo, que se celebrarán el próximo día 25 y cuya campaña se puede dar hoy ya por iniciada, contrastarán los efectos de la crisis y de las políticas con que pretendidamente se la combate tanto en la credibilidad de los partidos insertos en los bloques ideológicos tradicionales como en la de las instituciones europeas que, lideradas por estos, han puesto en práctica dichas políticas. En ese sentido, la presunción del Parlamento Europeo, que adelanta un incremento en el número global de quienes ejercerán su derecho a voto, debe ser matizada. No tanto quizás por el hecho de que los llamados a votar son más que hace cinco años como por las presumibles diferencias en virtud de la diversa situación que atraviesa cada uno de los 28 estados miembros, también de sus peculiaridades electorales, entre las que no es menor el diferente criterio en cuanto a las circunscripciones electorales, única para los 54 escaños del Estado español por contraposición a Alemania, Bélgica, Finlandia, Irlanda, Italia, Gran Bretaña, Francia... Dicha circunstancia, evidentemente, condicionará el resultado en el Estado y quizás llegue a paliar en alguna medida el desafecto del electorado con el bipartidismo que encarnan un PP aferrado al simple marketing de la pretendida efectividad frente a la crisis y un PSOE desorientado y carente de dirección, personal e ideológica, ante la dificultad de exponer diferencias en sus políticas e incluso en sus respectivos candidatos (Juncker y Schulz) a la presidencia de la Comisión Europea que elegirán los 751 parlamentarios europeos (15 menos que en 2009) surgidos de estas elecciones. En Euskadi, y en consecuencia, la histórica vocación del nacionalismo -presente ya en los Nuevos Equipos Internacionales de la Europa incipiente con el lehendakari Aguirre junto a Schuman o De Gasperi e inserta hoy en la tercera vía liberal-demócrata del candidato Verhofstadt- y su visión de una Unión distinta, más allá de las estructuras estatales y cercana al ciudadano y a los pueblos y culturas que la componen; tratará de superar la dificultad y desigualdad de esa circunscripción única. También la de la necesidad de remover el escepticismo que producen aquellas actuaciones y políticas ajenas al europeísmo social que preconiza y a su labor en Euskadi y en el Parlamento Europeo.