'Basque Country', marca global
El plan de internacionalización puesto en marcha por el Gobierno vasco busca la proyección de Euskadi en todos los ámbitos y que los vascos tengan voz propia, algo necesario en un mundo globalizado y competitivo
LO S nada disimulados intentos del Gobierno de Mariano Rajoy por impedir que las nacionalidades como Euskadi o Catalunya tengan voz propia en el concierto internacional no parece que vayan a cumplir su objetivo. Al menos, en la CAV. La Ley de Acción Exterior que prepara el Ejecutivo español buscaba, muy al estilo del PP -es decir, sin negociación ni consenso y con la consabida invasión de competencias-, tener bajo su control y con los límites que él mismo establezca cualquier acción de ámbito internacional del Gobierno vasco. Posteriores negociaciones han podido, a duras penas, poner cierto coto a esas pretensiones, aunque está por ver aún en qué deriva la nueva normativa. Pero mientras tanto, el Gobierno vasco ha hecho sus deberes y ha elaborado un ambicioso plan de internacionalización. Se trata de un proyecto estratégico de gran potencial cuyo objetivo es una proyección global de la realidad de Euskadi, que incluye, como no puede ser de otra manera, el ámbito de la promoción económica con la bien ganada fama de los productos y servicios de las empresas vascas como ariete principal, pero que busca también la implicación de toda la sociedad en sus distintas facetas. Es decir, llevar al mundo la marca Euskadi, la etiqueta Basque Country, como garantía de calidad, seriedad y éxito. Para ello, y con el horizonte inmediato del 2020, el Gobierno de Iñigo Urkullu ha puesto en marcha un proyecto dotado con 105 millones de euros dentro de un marco de actuación multidisciplinar, que incluye la acción institucional, la proyección empresarial, el turismo y la cultura. En un mundo globalizado, los vascos necesitan marca propia y lograr ser un referente para salir a competir y moverse en la esfera internacional, donde, por cierto, la diáspora -con la que este nuevo plan tiene también el objetivo de aumentar sus vínculos con nuevas euskal etxeak y profundizar en las relaciones- juega un papel fundamental. Frente a los recelos del rancio nacionalismo español que pretende anular cualquier intento de salir al exterior al margen de la desacreditada marca España, las instituciones vascas continúan marcando un camino con el fin de que Euskadi tenga voz propia y acreditada allí donde estén en juego intereses que afecten a los vascos. Solo así podrá pervivir como comunidad diferenciada de igual a igual con el resto de sociedades del mundo.