EL controvertido acto que protagonizaron ayer en Durango más de 60 expresos de ETA, muchos de ellos recientemente excarcelados a raíz de la derogación de la aplicación retroactiva de la doctrina Parot, no fue otra cosa que una escenificación al estilo tradicional del MLNV con el objetivo de dar imagen de unidad en torno a los puntos principales de la actual estrategia de la izquierda abertzale en su conjunto, es decir, "el nuevo escenario". A saber: la apuesta por dejar a un lado la violencia -sin atisbo alguno de autocrítica ni de análisis ético mínimo- comprometiéndose exclusivamente por las vías políticas; el empeño en lo que el comunicado de ayer expresa como "repatriar y liberar hasta el último preso" aún en la cárcel; y, en definitiva, que la "resolución del conflicto" vendrá del "derecho a decidir". Es decir, nada nuevo después de los pronunciamientos de la propia ETA, de los líderes de la izquierda abertzale y del comunicado del colectivo de presos EPPK de hace siete días. En este sentido, el acto de ayer sobraba de principio a fin. Todo lo que expresaron en su nota está ya dicho, por activa y por pasiva. Es cierto que la fotografía de más de medio centenar de algunos de los miembros de ETA con más cadáveres a sus espaldas juntos y apostando no por las armas sino por la política puede ser, de algún modo, impactante. Lo es, a buen seguro, para las víctimas. Lo viene a reconocer el propio comunicado, que empieza por asumir que generará "sentimientos contrapuestos" e "inquietud". Pero, entre tanta retórica, lenguaje alambicado y semántica retorcida, el mensaje de ayer no estaba dirigido ni al Gobierno español ni a las víctimas -ni una sola mención, más allá del sonsonete "consecuencias del conflicto"- ni a la sociedad vasca, sino a su propio mundo, a la izquierda abertzale, a quien necesitan cohesionar y movilizar. Es una manera de decir que las cárceles están "con el proceso abierto" y que el objetivo ahora es acabar con la política de dispersión y "liberar" a los que quedan, vaciar las cárceles. Y necesitan decirlo porque, tal y como reconocen, les ha costado consensuar esa decisión y han hecho un "gran esfuerzo" por "adecuar su posicionamiento político". Si el comunicado del EPPK fue un paso, el acto de ayer fue decepcionante y una oportunidad perdida.
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