Cifras para la cohesión social
Las cuentas de los departamentos de Educación y Salud del Gobierno vasco confirman la vocación de mantener la calidad de los servicios públicos universales con el fin de proteger a la sociedad vasca de las diferencias que causa la situación económica
UNA cifra vale más que mil palabras. 6.112,5 millones de euros de los 10.215 que se reparten en el proyecto de presupuestos del Gobierno vasco para 2014, es decir, seis de cada diez euros de gasto público, estarán dedicados a mantener la calidad de las dos principales herramientas de cohesión social que posee una sociedad, la educación y la sanidad públicas, que en el caso de Euskadi son, además, dos de los principales logros y soportes de su autogobierno y de las estructuras derivadas de este. Si a esa cifra se añade el hecho de que la partida destinada al Departamento de Empleo, en el que se consignan tanto las Rentas de Garantía de Ingresos (RGI) como las Ayudas Sociales (AES) y las políticas públicas de inserción laboral, es la que más crece, no cabe sino deducir que, más allá de las dificultades intrínsecas de la grave situación económica, la principal institución de la Comunidad Autónoma Vasca -bien que en virtud de consensos logrados con el resto de instituciones y agentes- ha trasladado a los presupuestos una nítida apuesta por encarar la salida de la crisis sin dejar a nadie atrás. Las cifras concretan así que Euskadi volverá a ser la Comunidad Autónoma con más gasto sanitario por habitante (1.541 euros, 53 euros más que en el proyecto de presupuestos que el Gobierno Urkullu preparó para 2013) y que además son las áreas destinadas a la atención al paciente, Osakidetza, y a la Salud Pública las que reflejan en mayor medida el incremento global de 88 millones con que cuenta el Departamento. En el otro capítulo, el de la Educación, los 2.760,9 millones, con un incremento del 5%, incluyen también ese mismo impulso a la cohesión social no solo pero también a través del incremento del montante dedicado a becas, tanto no universitarias como universitarias, precisamente cuando desde otros ámbitos se cuestionan. En definitiva, la apuesta por proteger a la sociedad vasca de las diferencias que causa la crisis económica es nítida e incluye a las dos partes de la pirámide poblacional menos productivas: los mayores, principales beneficiarios del sistema público de salud; y las nuevas generaciones, a las que la educación debe convertir en tractor del futuro inmediato y la empleabilidad ofrecer una salida profesional acorde con esa preparación.