LA Conferencia Política que el PSOE celebrará entre el viernes y el domingo próximos, con el fin de readaptar principios a su actual realidad y a la de la sociedad a la que pretende representar y dirigir, estará en cualquier caso condicionada por la exigencia de otra renovación, la de sus propias estructuras, para solventar el enorme problema de credibilidad que, si bien afecta a toda la clase política, ahoga especialmente al Partido Socialista. Sin embargo y pese a que los 750 miembros del partido (y 250 representantes de colectivos sociales) presentes tratarán -solo dos años después de la anterior Conferencia- de dar nueva forma a los ejes ideológicos del socialismo estatal, reflejados en una ponencia cuyo título, Ganarse el futuro, ya deja entrever el complicado desafío que enfrenta el PSOE; de la cita no saldrá, más allá de los principios generales, ninguna decisión relevante respecto a las primarias electorales que deberán elegir candidato para 2015 ni sobre la cada vez más cierta posibilidad de celebrar asimismo primarias orgánicas para determinar el nombre del próximo secretario general. Más aún, pese a que en la ponencia y en las más de doce mil enmiendas ya presentadas se intuyen algunos conatos de separación del pasado reciente y de la intención de conjugar un presente continuo socialista, como el planteamiento de una reforma constitucional relativamente amplia, no será el resultado de la Conferencia sino las decisiones que se tomen en adelante respecto al liderazgo -y las alianzas que lo promuevan- las que marquen la recuperación o no de la credibilidad que la confianza del electorado exige, dado que será ese liderazgo el encargado de traducir a la política práctica con mayor o menor profundidad la reformulación ideológica que los socialistas pretenden. No es, en ese sentido, gratuito que la Conferencia no vaya a debatir el modelo territorial del Estado que tantas fricciones ha causado y causa dentro del propio socialismo o que el reflejo final del federalismo por el que han abogado dirigentes cualificados (entre ellos, el propio Pérez Rubalcaba) como apuesta del PSOE ni siquiera figure en las 385 páginas de la ponencia-marco de una cita que servirá, a lo sumo, para contrastar afinidades y pretensiones y dar la salida a la carrera interna que sí definirá el futuro socialista.
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