LA fiesta del Nafarroa Oinez de Tutera demostró ayer una vez más que el euskera no tiene fronteras por más que haya gobiernos que quieran poner puertas al campo. Varias decenas de miles de personas se dieron cita en esta jornada de apoyo a la lengua vasca y a un proyecto educativo que atraviesa una situación económica "preocupante" según sus responsables. "Desde el primer Nafarroa Oinez han cambiado muchas cosas, el idioma se ha desarrollado, el euskera ha mejorado, pero las necesidades están ahí, más si cabe en la Ribera Navarra", indicaban desde las ikastolas. Y así es. La ubicación de la ikastola Argia en Tutera y su trayectoria son significativas y no es de recibo que la falta de apoyo deje que el futuro del centro y del euskera en la Ribera dependan casi al completo del éxito de este Nafarroa Oinez. Resulta llamativo que a estas alturas del siglo XXI la Ribera haya sido declarada zona "anglófona" por decreto (y se pueda estudiar en modelos de inmersión públicos en inglés) mientras que sean los padres y madres quienes tienen que costear en gran parte una enseñanza en la otra lengua autóctona de Nafarroa como es el euskera, porque el mismo gobierno, también vía normativa, mantenga a gran parte de contribuyentes navarros y navarras recluidos en la mal llamada "zona no vascófona". En este sentido las ikastolas han dado conocidas (y reconocidas por premios) muestras precisamente de proyectos educativos trilingües que suman el euskera, el castellano y el inglés, por lo que el debate no es educativo sino meramente de voluntad política. La sociedad civil sigue dando lecciones de modernidad y pluralidad al Ejecutivo en torno a una lengua, el euskera, y a una fiesta en concreto, el Nafarroa Oinez, que anualmente reúne a miles de personas y representantes de la casi totalidad del arco parlamentario, con la destacable ausencia de miembros del Gobierno foral y el Ayuntamiento de Tutera, amén de la de UPN, y la ínfima presencia del PSN. Un año más y ya van muchos, el Oinez tiene que tener un componente reivindicativo por todas estas circunstancias restrictivas, además del carácter festivo, pero en cualquier caso en esta tierra siempre se ha sabido maridar ambas facetas con algunos resultados tan exitosos como esta cita con el euskera, en un camino que será largo pero que hay que andar.
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