La magia del fútbol
TUVO que ser el llamado "clásico" la espoleta que disparó las reacciones de todos los pesos pesados del Gobierno español. Y por tierra y aire. Los 400 millones de telespectadores internacionales, además del partido de fútbol, vieron la senyera total y escucharon, en el minuto 17 y 14 segundos de cada tiempo, los gritos unánimes de independencia. Para quienes aún no lo sepan, 1714 fue el año de la derrota definitiva de Catalunya en la defensa del pretendiente del imperio europeo al trono español, frente al borbón Felipe V, que eliminó con el decreto de Nueva Planta fueros e instituciones del Principat.
En el Camp Nou no pasó nada desacostumbrado. El mosaico de la bandera propia con el nombre del Barça se ha desplegado en múltiples ocasiones. Siempre se han visto estelades, con la estrella blanca sobre el triángulo azul, símbolo independentista inspirado en Cuba, aunque quizás algunos menos. Y, a diferencia de lo que ocurre en las Españas, no hubo ni un solo insulto ni al adversario deportivo ni al Estado que se siente cada vez más opresor. Sin embargo, deportivos y no deportivos de la meseta arremetieron contra el club, como si fuera culpable de algo más que promocionar una bandera plenamente constitucional y dejar expresarse a sus socios y seguidores.
Pero ya se sabe que además del gran reflejo de los hechos en las pantallas del amplio mundo, el deporte, en general, y el fútbol, en particular, está en la cima de las simbologías nacionales. Y quienes más claman por separarlo radicalmente de la política desde el afán centrípeto son quienes más se apresuran en ligar la roja, o las rojas con el nacionalismo español y su bicolor de las viejas latas de pimientos.
Parece que esta vez, y por fin, la voluntad soberanista de los catalanes se la han tomado en serio. No lo hicieron cuando la gran manifestación de rechazo a la aniquilación del Estatut por el Tribunal Constitucional. Surgieron opiniones de segundones a la contra, después de la segunda y mayor manifestación de la historia del 11 de septiembre, de las reacciones del president Mas al portazo dado a la propuesta, avalada por la mayoría del Parlament, de pacto fiscal; ni siquiera tras la convocatoria de elecciones autonómicas en clave de avance de plebiscito. Pero después del partido, sí. El titular de Exteriores insiste que el Principat quedaría en "la nada" fuera de la UE por siempre, o casi siempre, y se sabe que remitió una carta a Bruselas presionando para que desmienta a la comisaria y vicepresidenta Redding, cuando dijo que nada obligaba a sacar a Catalunya de la Unión si se independiza. Rajoy en persona ha salido finalmente a calificar le proyecto de independencia de "disparate". Tres cuartos de lo mismo Soraya Sáez de Santamaría. Y el titular de Justicia, el progre Gallardón, después de una comparecencia ante los miembros del Círculo de Empresarios de Catalunya, donde no había dicho ni palabra al respecto, salió a los medios para asegurar que una España sin Catalunya es inconcebible y una separación haría inviable económicamente? a España, al punto que se vería obligada a salir del euro. Eso es respirar por la herida.
Por si alguno faltaba, el titular de Defensa, Morenés, aparentemente para desautorizar a la asociación de militares que amenazan con la ocupación con los tanques, dice que "las fuerzas armadas saben qué son y cuál es su deber". Sin concretar que han de estar a las órdenes del poder civil. O si el deber consiste en seguir al pie de la letra su papel constitucional de "garantes de la unidad de España".
Y por fin llegaron los 560 millones del fondo de liquidez para que la Generalitat pueda atender los pagos de nóminas y servicios sociales (solo por cumplir la partida del Estatuto por compensación de inversiones no realizadas debían haber pagado bastante más del doble, y sin carga alguna). Pero la cantidad de ese fondo tiene forma de crédito, con intereses a pagar. Y, por si faltaba algo, como la Generalitat tuvo que retrasar el pago de nóminas nueve días, la Seguridad Social le impone un recargo sobre las cotizaciones demoradas de 24 millones-
El president Mas ya había anunciado las amenazas y maniobras que llegarían. Pero, eso sí, desde Madrid dicen que a quien se le ocurre pensar que el retraso de la transferencia de fondo tenga relación alguna con el proceso soberanista. Y se quedan tan anchos... aunque no tranquilos. Hace días que dejaron de estarlo. En realidad, todo ello evidencia hasta qué punto están de los nervios.