La cultura (ajena) para Rajoy
Lo grave de la afección de la crisis que el Gobierno ha trasladado al sector es la inutilidad de una subida del IVA que no supondrá mayor recaudación y la interesada ignorancia en el modo en que se han aplicado los recortes en el presupuesto
EL recorte en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de en torno al 30% convierte a la cultura en la gran damnificada por el ajuste presupuestario que el Gobierno Rajoy llevará a efecto de cara a 2013; denota la nula consideración del Ejecutivo hacia un ramo que siempre ha considerado ajeno e ignora el valor de lo cultural más allá de su carácter productivo (4% del PIB estatal), minusvalorando los 600.000 empleos que sostiene el sector y su aspecto tractor en el desarrollo humano y social. Más aún, ese recorte supone que el presupuesto que el Estado dedica a Cultura habrá caído un 70% en cuatro años y supone la puntilla para un sector que ni tan siquiera era capaz de encajar la conjunción de la caída del poder adquisitivo de los ciudadanos con la subida del IVA que desde septiembre considera los productos culturales de lujo. De hecho, según datos del último mes, las salas de cine estiman una pérdida de 300.000 espectadores mensuales y una auditoría encargada por los propios exhibidores calcula su efecto en la pérdida de 2.000 empleos y el cierre de 860 salas, mientras que los teatros han sufrido caídas de asistencia del 25%, superiores incluso en Madrid, en el último mes. Lo realmente grave, sin embargo, es la inutilidad de la subida del IVA y el modo en que se ha realizado el recorte. Porque el Gobierno Rajoy debía conocer tanto la afección del incremento impositivo en el mundo cultural como que su efecto en la recaudación no iba a ser el previsto (un año antes una medida similar en Holanda supuso una caída de los ingresos impositivos del 30%). Y porque el Gobierno ha procedido al ajuste presupuestario sin otra consideración que la del ahorro inmediato con el único fin de cuadrar como sea los objetivos del déficit y, en su caso, la de la cercanía de los distintos productos culturales con los intereses del propio Ejecutivo. Así, el condicionado reparto afecta por ejemplo y sobremanera a las subvenciones a buena parte de los iconos del mundo cultural en Euskadi, en la ignorancia de su peso específico, caso de la ABAO, la Sociedad Coral, el Museo Balenciaga, la Quincena Musical o el propio Zinemaldi... sin obviar que el ministerio aún no ha decidido su participación en la Capitalidad Europea de la Cultura Donostia 2016. Lo que constata, por otra parte y una vez más, la sensibilidad del Gobierno del Estado para con la cultura y para con Euskadi.