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La herencia de López

El próximo gobierno deberá hacer frente al nuevo récord del paro, la multiplicación de la deuda pública, la ausencia de políticas anticrisis y el incremento de necesidades de asistencia social con un tercio menos de capital disponible

LA evidencia de que la afección de la crisis ha venido siendo global en el mundo occidental, más notoria en ciertas áreas de la Unión Europea y radicalmente dura en el Estado español no puede, ni debe, impedir la constatación de que los tres años y medio de la legislatura vasca que ahora acaba han agravado sobremanera los efectos de ese entorno recesivo en la situación socio-económica de Euskadi. Esto es, que quienes asumieron -de motu propio además puesto que lo hicieron a pesar del resultado de las últimas elecciones- la responsabilidad de dirigir la Comunidad Autónoma Vasca en esas condiciones no han sido únicamente incapaces de relativizar sus consecuencias en la sociedad y la economía vascas sino que las han acentuado. No se trata de una valoración de actitud, aunque se podría calificar de errática, inapropiada o incluso hasta cierto punto despreocupada en plena crisis, sino de un mero análisis de los resultados, del balance, en números, de los tres años y medio de Gobierno López. Quien le suceda a partir de la nueva convocatoria electoral del 21-O, lo hará con un incremento exponencial del paro, a una media de 38 empleos perdidos cada día (de 118.744 parados registrados en mayo de 2009 al récord de los 164.139 dados a conocer ayer) con incrementos anuales superiores al 6% desde 2010. Y lo hará, pese a la multiplicación de la deuda desde los 642 a los 7.864 millones (3.625 euros por ciudadano) -lo que supone 500 millones más de intereses para 2013 y 700 millones más en el periodo 2014-2015- sin recibir del Gobierno López políticas de incentivación industrial, de planes de innovación o de impulso exterior de la actividad económica vasca y al tiempo obligado a responder al notorio incremento de las necesidades de asistencia social. También con el efecto de esas carencias en la prolongación de la recesión y de esta en la caída de la recaudación, de 553 millones respecto a lo presupuestado, y lógicamente en la previsión presupuestaria (otros 600 millones menos) del próximo año. Esto es, más allá de lo ya constatado de la nefasta conjunción de la crisis y su gobierno, la legislatura López lastrará también, y de manera revelante, las políticas del próximo Ejecutivo, que verá reducida la capacidad presupuestaria en un 15% y, descontado el gasto de personal, el capital disponible en un 31%.