El gobierno imaginario
Tres años después, el esfuerzo de todos los departamentos del Ejecutivo López se centra aunque inútilmente en gestionar sus evidentes limitaciones y en tratar de ocultar los efectos de estas en el servicio público que deben ofrecer a los ciudadanos
TRES años exactos después de que Patxi López fuera derrotado en las elecciones pero relativizara los resultados electorales para adquirir el gobierno con el Acuerdo de Bases con el PP que en campaña se comprometió a no realizar, el Ejecutivo que preside ha merecido, a causa de sus propios males, la desconfianza de 8 de cada 10 ciudadanos. López relativiza también el dato, el peor dato en la historia de un Gobierno vasco. Y que a aquel incumplimiento original ha añadido la inobservancia de su compromiso de reforma del marco estatutario, la imposibilidad de cumplir con su calendario legislativo y una gestión económica que multiplicará por ocho la deuda pública de nuestro país a final de año. Y especialmente, sin siquiera plantearse una crisis de gobierno, que todos y cada uno de sus departamentos únicamente gestionan sus limitaciones y el modo de ocultar los efectos de estas en el servicio público que deben ofrecer a los ciudadanos. Así, Rodolfo Ares (Interior) lo hace con las quejas sindicales, los continuos cambios en la estructura de mando, las denuncias de falta de medios o errores como la creación y ahora disolución de la División Antiterrorista o la presentación y retirada de la Ley de atención y recuperación integral de las víctimas de la violencia machista. Isabel Celaá (Educación) obvia la falta de suplencias y la carencia de profesores, la reducción de becas, los problemas de implantación de Eskola 2.0, la falta de competencia lingüística del alumnado... Carlos Aguirre (Economía), además de la deuda, relativiza cuando no oculta el incremento del déficit, los problemas puntuales de tesorería, el impago o retraso en el pago a proveedores, los desajustes de previsiones presupuestarias... Iñaki Arriola (Vivienda y Transportes), el retraso en el soterramiento de Durango, el conflicto laboral y social de Metro Bilbao, los problemas sindicales en EuskoTren o el incumplimiento de la construcción de 40.000 viviendas de protección... Zabaleta (Empleo y Asuntos Sociales) pretende excusar los recortes de las ayudas sociales y RGI, la incompetencia para aprovechar la competencia en políticas activas de empleo, los retrasos e ineficacias de Lanbide, los 45.000 parados más en estos tres años... Bengoa (Sanidad) niega el escándalo de Osatek, los recortes de medios y personal -que prometió incrementar- los problemas con La Rioja, el colapso de las urgencias y los hospitales... Urgell (Cultura) relativiza la importancia del Guggenheim... y del euskera; Unda (Industria) la rebaja en la inversión en I+D+i y la ausencia de una política de protección e impulso al tejido industrial... e Idoia Mendia relativiza, obvia, evita o elude todo lo anterior y el vacío de Pilar Unzalu (Agricultura y Medio Ambiente). Tres años después, Euskadi se sujeta pese a que el Gobierno de López es tan imaginario como el enfermo de Moliere, de quien, además, su interesada pareja solo esperaba el fin y la herencia correspondiente.