Aclaración de Ricardo Oleaga
Desde que llegué a ETB (y a buen seguro, porque comencé como responsable de Política en Informativos), Deia y más en concreto, su periodista Rosana Lakunza, la ha tomado conmigo. Mi foto ha salido varias veces en el diario, la última este pasado jueves, y mi imagen personal y profesional ha sido reiteradamente denostada estos dos últimos años, en los que se han ido sucediendo las informaciones en las que se habla de mi, siempre en contextos negativos y sin haberme llamado nunca para conocer mi versión. Las inexactitudes tendenciosas, cuando no la más burda de las mentiras o la manía persecutoria, han marcado todas y cada una de las noticias en las que ha aparecido mi nombre en Deia, diario que durante años se leyó en casa de mis padres, que no pueden creerse que el que fue su periódico trate de esta manera tan indigna e irresponsable a su hijo. Pero, ¿quién es ese demonio Oleaga, que los lectores de Deia digital vituperaban con entusiasmo este jueves sin conocerle de nada? Pues se lo voy a aclarar a quien le interese: soy un periodista vocacional, natural de Markina (Bizkaia), especializado en información al consumidor, poco amigo de la vida social y los boatos -privados o institucionales-, además de nada relacionado con gente importante de la política y la economía vascas; y, desde adolescente, voraz lector de periódicos y seguidor de la actualidad política, cultural y económica de Euskadi.
Trabajé 25 años en Eroski, donde desempeñé tareas de responsabilidad y fui durante una década director del departamento de Productos Informativos, esto es, de Consumer, versión revista y web. Si dejamos a un lado que soy uno de los contados periodistas de este país que ha dedicado toda su vida profesional a la información sobre consumo y vida cotidiana), no soy una persona relevante en Euskadi y, mucho menos aún, en el ámbito de la política. No he militado jamás en partido político alguno, ni mantengo relación personal con ningún político de ningún signo. Tampoco conocía a nadie de la actual (ni de la anterior) dirección de ETB ni tengo con los directivos actuales un trato cercano ni cotidiano. Si accedí en su día al puesto de jefe del área de Política, lo hice porque me interesó la propuesta y porque podía aportar mi experiencia periodística y en gestión de equipos (Eroski Consumer fue, y lo sigue siendo, un gran proyecto editorial en el que trabajan decenas de profesionales especializados).
Lo que me animó a venir fue el cambio de aires, tener más cerca de casa el puesto de trabajo y la posibilidad de ver por dentro cómo se hacen los Teleberris y de aportar mi granito de arena a su elaboración cada día. A cualquier periodista vasco le haría ilusión trabajar en los noticiarios de nuestra tele. La cadena, lo supe después, ya había pensado en mí para dirigir un programa sobre consumo; por lo que nada más natural que cuando se reorganiza el área de política en Informativos, se me proponga crear lo que acabó siendo “Consumidores”, un proyecto de servicio público único en su género en la televisión no solo vasca sino también española, con decenas de miles de fieles seguidores cada miércoles después del Eguraldi y que ha durado año y medio en antena, lo que en la televisión actual no es cosa desdeñable, según dicen quienes entienden de esto. Una vez se decide dar por finalizada la trayectoria de este programa, propongo a la cadena que el espíritu de Consumidores no muera del todo, y mantenerlo tanto en los informativos como en algunos programas, además crear un blog de nombre “Consumidores” en eitb.com, en el que acabaode publicar su primera entrada, por cierto. El planteamiento es aceptado y aquí estoy, trabajando duro y con entusiasmo, como hice desde el primer día en que llegué a ETB, de manera honrada y con la verdad por delante, metiendo mil horas y sin atender a la intensidad del esfuerzo, incluso a costa de mi salud. Y de todo ello puede dar fe cualquiera de los muchos buenos profesionales de ETB con quienes he coincidido en empeño y tarea estos dos años, tanto en Bilbao como en los platós de Miramon.
Si Deia quiere saber en qué consiste mi nuevo cometido en ETB no tiene más que preguntármelo, se lo explicaré gustosamente, como habría hecho si antes de que se me colgara públicamente la etiqueta de enchufado que accede a un puesto sin tarea específica se hubieran dignado ponerse en contacto conmigo. Los medios de comunicación tienen una responsabilidad directa respecto de lo que divulgan, no pueden decir cualquier cosa sobre una persona, por mucho que eso lo diga un comité de empresa o quien sea; y menos aún, sin contrastar lo que se dice, sobre todo si lo publicado perjudica claramente la imagen personal o profesional de quien es aludido, en este caso, la de quien suscribe. Y eso lo sabe el director del Deia, por supuesto que lo sabe, quiera o no reconocerlo.
Porque se aprende en la Facultad, y porque además, es de sentido común. Para terminar, no sé qué pecado hay en que un medio público -incluso aunque atraviese una época de dificultades económicas- incorpore temporalmente a su plantilla a un profesional cualificado, casi único en su especialidad. ¿No es esta una época en la que las empresas deben innovar, aportar más valor a la sociedad y, en este caso, acercar la información a la vida real de la gente, vincularla con sus problemas y necesidades cotidianas? Pues eso y no otra cosa es lo que se pretende con esta tarea de nueva creación que, por supuesto, deberá demostrar su sentido y rentabilidad, como cualquier otra. ¿Merezco yo tanta atención y tanto castigo? ¿Ha actuado bien Deia en este caso? Juzguen ustedes.