El enigma Rajoy
El próximo presidente del Gobierno español da inicio hoy con su discurso de investidura a la nueva legislatura, con todos los frentes abiertos y sin haber despejado ninguna duda ni explicado qué medidas adoptará ente la crisis y la paz
LA semana que hoy comienza está marcada, en el ámbito político pero con claras repercusiones en el económico, por el inicio de la nueva legislatura en el Estado español que nace de las últimas elecciones generales del 20 de noviembre. Es, efectivamente, la hora de Mariano Rajoy, que tomará posesión de su cargo como presidente español el miércoles, presentará a su Gobierno el jueves y celebrará su primer consejo de ministros el viernes. Y todo ello sin que con carácter previo se conozca a ciencia cierta -incluso ni en su propio partido- cuáles van a ser los planes concretos de Rajoy para los difíciles tiempos que se avecinan, más allá de las generalidades que el futuro presidente ha ido espolvoreando en sus escasísimas intervenciones públicas pero que le dieron un triunfo sin paliativos en las urnas, si bien es cierto que más por demérito de su oponente -el PSOE y, con él, Alfredo Pérez Rubalcaba- que por haber ilusionado o, al menos, convencido al electorado. Es de suponer que el líder popular pormenorice por fin en su discurso de hoy en la primera jornada de la sesión de investidura en el Congreso de los Diputados sus líneas maestras de actuación en los grandes temas, con la crisis económica como gran reto transversal. Ya no basta con apelaciones tan genéricas como engañosas a crear empleo o a fortalecer la economía y generar confianza en los mercados. Hasta hoy, Rajoy ha escondido sus bazas -si realmente las tiene- pero ha llegado la hora de bajar a tierra y explicarles a los ciudadanos -a los que le han votado y a los que no- cómo va a actuar. De momento, solo existe el precedente de que ha explicado sus planes a Angela Merkel y Nicolas Sarkozy a quienes, al parecer, les ha gustado. Lo cual no es necesariamente tranquilizador. En su última dosis seudoexplicativa, el futuro presidente afirmó hace unos días que aplicará medidas "gratas" y otras "no gratas". Lo que la sociedad se teme es, precisamente, que las "no gratas" sean, además de abundantes, escasamente efectivas. En cualquier caso, es lógico y necesario que la crisis centre tanto el discurso de Rajoy de hoy y el del resto de los portavoces parlamentarios como el eje de actuación del nuevo Gobierno. Sin embargo, y más aún visto desde Euskadi, no se puede perder de vista otros asuntos como el proceso hacia la paz definitiva y el autogobierno. En este terreno, el nuevo Ejecutivo español deberá implicarse de modo especial pese a que el Partido Popular ha jugado a la contra durante las dos legislaturas de Zapatero, tics que aún mantiene como en el veto a que Amaiur tenga grupo propio, lo cual no es un buen comienzo. Rajoy es a día de hoy una gran incógnita. Lo corrobora el hecho de que tras haber hablado telefónicamente con Iñigo Urkullu el PNV no sepa aún qué voto emitirá en la investidura. Empieza la etapa Rajoy pero todo son dudas.