El punto de no retorno
Los niveles de confianza en la resolución del conflicto vasco de tanta implicación y relevancia internacional no pueden ser quebrantados, lo que convierte a la Conferencia de Donostia en un hito que hace irreversible el camino hacia la paz
LA confirmación de la presencia, entre otros, del ex secretario general de la ONU, Kofi Annan; el ex primer ministro irlandés, Bertie Ahern; la tres veces primera ministra noruega, Gro Harlem; el jefe de gabinete de Tony Blair, Jonathan Powell; el ex ministro de Interior francés, Pierre Joxe; o el líder del Sinn Féin, Gerry Adams; en la Conferencia Internacional para Promover la Resolución del Conflicto en el País Vasco, que mañana se celebra en Donostia, da la medida del interés con que personalidades de primer nivel de la política europea e internacional se han implicado en la búsqueda de un final definitivo del conflicto violento que ETA ha mantenido durante más de medio siglo y sus dramáticas consecuencias. También mide, sin embargo y frente a las sonoras reticencias públicas mostradas -y en algún caso urgentemente corregidas- por determinados líderes políticos vascos y del Estado, el nivel de credibilidad y el punto de desarrollo en que se encuentra el proceso que debe poner fin a ese doloroso despropósito de la violencia. La presencia en Donostia de Annan, Harlem, Ahern, Powell, Joxe o el propio Adams no sólo avala la conferencia (organizada por Lokarri, el Grupo Internacional de Contacto (GIC), Berghof Foundation, Conciliation Resources, The Desmond and Leah Tutu Legacy Foundation y Noref) y sus propósitos a través de la vasta experiencia en el ámbito diplomático y en otros conflictos violentos y sus procesos resolutivos de la delegación internacional, sino que refuerza el mismo proceso situándolo en un punto de no retorno. Porque demuestra personalmente la confianza en la capacidad de la sociedad y los agentes políticos y sociales vascos para poner fin a cinco décadas de violencia y porque la confianza de tanta implicación y relevancia internacional no puede ser quebrantada por quienes de manera unilateral dieron inicio a la transformación del conflicto hacia vías exclusivamente políticas pero tampoco por quienes se resisten a reconocer la veracidad de dicha transformación, lo que convierte la Conferencia de Donostia en un hito que hará al proceso irreversible. No en vano, con dicha premisa, el resultado de la Conferencia no diferirá de la nítida exigencia a ETA por parte de los participantes para que renuncie definitivamente al empleo de la violencia y asimismo a la mera amenaza de emplearla que supone dilatar en el tiempo la disolución de la organización. Exigencia a la que ETA, en virtud de sus propios cálculos temporales y electorales, responderá con urgencia para situar el proceso más allá del resultado de las elecciones del 20-N con un compromiso inequívoco hacia esa exigencia aunque sin explicitar su desaparición definitiva hasta la convocatoria de próximas elecciones autonómicas en el plazo aproximado de un año. Para entonces sí, la paz irreversible deberá ser definitiva.