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Las aristas de la debacle

Puesta en duda la razón externa de los pactos que el PSE ha pretendido dar a entender en la sustitución de Elorza, solo queda buscar el motivo en el interior de una formación socialista convulsionada a nivel de Estado pero también en Euskadi

LA sustitución de Odón Elorza por el viceconsejero de Transportes, Ernesto Gasco, para encabezar el grupo socialista en el Ayuntamiento de Donostia y, en su caso, para ser quien presente su candidatura a alcalde en el pleno de constitución de la Corporación el próximo día 11; presenta muchas más aristas que la de las posibilidades del PSE para alcanzar acuerdos en el ámbito municipal donostiarra. Pese a que desde el Partido Socialista se haya tratado de publicitar la alternancia entre Elorza y Gasco como necesaria en busca de la única posibilidad -eliminar a Elorza como impedimento ante el PP y el PNV- de evitar que Bildu, lista más votada, se hiciera con la Alcaldía; difícilmente puede razonarse en ella cuando, por un lado, una de las dos fuerzas necesarias para esa variable, el PNV, se mantendría decidido a permitir a la candidatura con más apoyo el pasado 22-M ejercer la responsabilidad de gobierno que le han dado los ciudadanos y, por otro, Gasco no se ha caracterizado en su desempeño como viceconsejero de Transportes precisamente por su capacidad de relación y consenso con los jeltzales, sino todo lo contrario. En otras palabras, difícilmente la sustitución de Elorza por Gasco podría encauzar un acuerdo a tres bandas. Descartado, por tanto, el motivo externo que el PSE ha pretendido dar a entender en la retirada de Elorza, solo queda mirar hacia el interior de una formación socialista convulsionada sí a nivel del Estado con el terremoto provocado por Patxi López y la consiguiente renuncia de Carme Chacón a optar a ser la candidata socialista en las próximas elecciones generales, pero también en el propio PSE, donde empiezan a aflorar voces y sectores muy críticos con la estrategia de Patxi López y su dependencia del PP a través del Acuerdo de Bases que situó a los socialistas en el Gobierno vasco. En ese ámbito interno existen asimismo dos variantes, una más ligada a la propia personalidad de Elorza y su decisión de apartarse al constatar que las lagunas de confianza que siempre habían existido se hacían insalvables y otra que enreda la pugna entre las dos corrientes del PSE -la de quienes como Eguiguren piden "un cambio radical" y la de aquellos que abogan por mantener el acuerdo estratégico con el PP que condiciona la política de pacificación- y una posible y no lejana reestructuración del Gobierno López. La elección de Gasco, sin embargo, apunta a que esa pugna interna no ha hecho sino empezar ya que desaira a miembros cualificados del equipo de Elorza y obliga a otros dos componentes de la lista socialista a renunciar a la concejalía lo que, además, exacerba la sensación de que el PSE, con la designación de Gasco, altera de manera relevante la oferta que presentó en Donostia y, por tanto, la que eligieron los diecinueve mil ciudadanos que la votaron.