EL nuevo incremento del número de parados en la Comunidad Autónoma Vasca (CAV) hasta alcanzar una cifra récord de 143.118 desempleados a final de enero, con un incremento de 7.431 parados respecto al mismo mes del pasado año, confirma de manera contumaz la ausencia de políticas eficaces de generación de empleo en la acción de un Gobierno, el que preside Patxi López, incapaz de utilizar los mecanismos que le proporciona el autogobierno para diseñar e implantar medidas propias y apropiadas a las características de nuestra economía. Muy al contrario, la ausencia de dichas políticas conlleva automáticamente la importación de aquellas otras que se determinan desde el Gobierno del Estado español y que si reiteradamente se muestran inefectivas en el ámbito laboral para el que pretendidamente se diseñan, con más razón lo son para un mercado laboral y unas características productivas tan diferentes como las de la economía vasca. Así, el hecho de que la tasa de paro en Euskadi a finales del mes pasado supere ya el 10% pero se encuentre aún en la mitad del 20% de la tasa estatal no impide comprobar que el gráfico del paro dibuja en la CAV una terrible realidad que sigue la misma tendencia que la del desempleo en el Estado: en los últimos diecisiete meses, el número total de desempleados ha aumentado en 22.800, pasando de los 120.318 a 31 de agosto de 2009 a los 143.118 de la actualidad, lo que supone un aumento relativo del 18%. Y curiosamente, ese aumento se produce pese a que el Ejecutivo que preside Patxi López anunciara en setiembre de 2009, su único plan económico hasta la fecha con una aportación de 367 millones de euros y la pretensión de crear diez mil nuevos puestos de trabajo. De ello se deduce que las previsiones de López en cuanto a empleo se han equivocado, año y medio después, en treinta y dos mil puestos de trabajo, lo que supondría más de dos de cada cien empleos de los existentes en Euskadi. Cierto es que a la hora de valorar los datos de enero es preciso tener en cuenta la estacionalidad, pero no lo es menos que incluso así las cifras son peores que las de hace un año y que lo lógico es que la tendencia al alza se mantenga aún al menos un par de meses más hasta que esa misma estacionalidad permita una leve recuperación. Y tampoco es menos cierto que en los diecisiete meses transcurridos desde finales de agosto de 2009, las cifras del paro, una y otra vez, han superado obstinadamente mes a mes las que ya sufría la CAV antes de que López implementara su plan, demostrando que éste no ha servido para hacer frente no ya a las causas de la crisis sino tampoco a las consecuencias de la misma, principalmente porque se planteó con ánimo de temporalidad y no entraba a la raíz del problema. Ahora, año y medio después, hacerlo se antoja ya imprescindible.
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