HOY es Candelaria, día en que se bendicen velas; mañana, San Blas; pasado, Santa Águeda batzea; el viernes, Santa Águeda; el sábado, Caldereros en Donostia... fechas entrañables, de gran tradición en el calendario vasco y de las que, desde tiempo inmemorial, recuerdan las gentes de Euskal Herria. Mañana celebrarán misas en las ermitas dedicadas a San Blas para combatir catarros; pasado, víspera de Santa Águeda, salían los quintos a cantar pidiendo por calles, plazas y caseríos. En Antzuola, en el paraje denominado burdi kurutze, hay una enorme roca (gentil-harri) que, según cuenta la mente popular, la lanzó un gentil desde Galartza. En la punta, una cruz que recuerda a uno de los quintos de la cuadrilla de Antzuola, que al pasar por ahí recogiendo el aguinaldo, "subió a la roca y cayó, perdiendo su vida". Una pena que el precioso lugar se haya convertido en basurero. Con todo, son fechas que cada año se rememoran de manera especial y nunca se olvidan. Lo que habíamos olvidado los vascos era el tono de voz del presidente autonómico, Patxi López. En el Consejo Vasco del Euskera quiso decir algo en vascuence y armó un galimatías de aúpa. Tras un "agítese antes de usarlo", dirigió una filípica del calibre "obús 105-26 de artillería de campaña" cargada con euskera, ETA, Euskadi, libertad... Dejó turulato a medio mundo, así como a la prensa, que entendió lo que, al parecer, Patxi no quiso decir, pero la portavoz del Gobierno afirmó y reafirmó que los que escucharon el discurso eran duros de oído. Claro, coincidió en lunes 24 de enero, festividad de San Francisco de Sales, patrón de los sordos. En fin, que Patxi y sus adláteres no mostraron falta de sensibilidad ni apatía por una lengua milenaria ni desprecio a las gentes que se esfuerzan, día a día, en mantener vivo el secular euskera. Seguramente, el discurso lo redactó el nuevo miembro del Consejo, Jon Juaristi, y claro... así se interpretan las cosas.