Palabras y hechos para la "era Iceta"
El nuevo obispo de Bilbao tomó ayer posesión de su cargo con un discurso conciliador en el que se esforzó por dirigir un mensaje de cercanía y unidad, aunque habrá que ver si sus palabras se concretan en la continuidad de la actual línea pastoral
UNA abarrotada Catedral de Santiago acogió ayer la toma de posesión -tanto en el sentido canónico como en el especial que quiso otorgarle el protagonista- de Mario Iceta Gavicagogeascoa como nuevo obispo titular de la diócesis de Bilbao. En presencia de cientos de fieles, arropado por familiares y amigos y con la participación de una treintena de prelados de todo el Estado y del nuncio del Vaticano Enzo Fratini, Monseñor Iceta quiso lanzar en su primer discurso como obispo un mensaje conciliador, apelando a la unidad de la diócesis y al trabajo conjunto. Unas palabras que, a buen seguro, no habrán sorprendido a nadie y serán, en principio, bien acogidas por la mayoría de los fieles vizcainos, expectantes ante la nueva situación, pero que no habrán despejado del todo las dudas de los sectores más críticos. El mensaje de Monseñor Iceta hay que entenderlo en dos vertientes. Una, la externa, dirigida a toda la sociedad vizcaina a la que el nuevo obispo aspira a llegar, en la que buscó la cercanía, el talante humano y dialogante y en la que habló de temas actuales y candentes como la crisis económica y su aterrador efecto sobre muchos ciudadanos o la soledad de los mayores. Obvió, sin embargo, asuntos más polémicos e igualmente de actualidad, como los terribles casos de pederastia en el seno de la Iglesia, el aborto o la educación, tanto la estrictamente religiosa como la general. La otra vertiente del discurso, en clave interna pastoral, tiene que ver, sin duda, con la polémica suscitada por el fondo y la forma de su propio nombramiento como obispo, en el que la comunidad eclesial ni ha participado ni se ha visto reflejada en modo alguno, viéndose como algo impuesto con fines distintos a los puramente pastorales. Así lo han mostrado a las claras cientos de fieles, ya incluso desde su nombramiento como obispo auxiliar del ahora relevado Ricardo Blázquez, para quien tuvo también palabras de cercanía. No en vano, 604 miembros de la Iglesia vizcaina le enviaron una carta reciente en la que mostraban su temor por que su nombramiento fuera "utilizado para continuar modificando la línea pastoral y eclesial de esta Iglesia local". En su alocución, el obispo se esforzó en especial por mostrar a este sector crítico dentro de la Iglesia que su magisterio quiere ser cercano y abierto. Se ocupó, así, de usar palabras como "unidad", "juntos", "todos", "comunión"..., haciendo ver que buscará el trabajo en común y la necesaria unidad de la diócesis. Ayer comenzó la etapa de Iceta en el magisterio de la diócesis vizcaina. Sus palabras deben ser entendidas como un mensaje de reconciliación y de búsqueda de la colaboración. Será a partir de ahora su gestión diaria -"por sus hechos los conoceréis"- la que dirá si el cambio de línea pastoral que temen algunos era un mero prejuicio sin fundamento y si la participación de todos sigue siendo una seña de identidad de la Iglesia vizcaina.