Síguenos en redes sociales:

En el mejor momento

Cuando hace apenas un mes el Partido Nacionalista Vasco presentó el Alderdi Eguna de hoy, no podía imaginar el dulce momento en que celebraría su fiesta anual: con la iniciativa política en sus manos y las políticas activas en las del país

LA semana que hoy se cierra ha sido una de las más intensas que se recuerdan en el ámbito político e institucional de Euskadi. El telón de fondo viene marcado por hechos relevantes: la negociación presupuestaria en el Estado, que ha certificado la soledad de Rodríguez Zapatero, y los movimientos de la izquierda abertzale en su intento por romper con la tutela de la violencia e iniciar un camino por vías exclusivamente políticas. Este es el marco de juego en el comienzo del curso político, un marco ante el que Iñigo Urkullu ha sabido posicionar a su partido y en el que Patxi López ha evidenciado la debilidad de sus posiciones.

El miércoles 22 era el día central de la semana. Ese día se celebraban dos reuniones en Madrid: la primera a las 13.00 horas entre las comisiones negociadoras del Grupo Vasco y el Socialista en el Congreso, con Josu Erkoreka y José Antonio Alonso a la cabeza. La segunda, a las 14.00 horas en el palacio de La Moncloa, con una comida que reunía a Urkullu con Zapatero. La comunicación de los resultados de esta segunda reunión se centró en el acuerdo de las Políticas Activas de Empleo, pero ese tema llegó ya cocinado a la mesa de Moncloa, donde el menú estuvo compuesto por platos de mayor dimensión y alcance. El encuentro rubricó un acuerdo histórico para la citada transferencia, pero en él se plantearon los dos temas cruciales de la política vasca: el autogobierno y la paz. El PNV está en disposición de ofrecer la estabilidad y el tiempo necesarios para el avance de la normalización, y esto es lo que el Gobierno español necesita, estabilidad y tiempo, aire para estabilizar la situación económica en España y la política en Euskadi.

El PNV ha sabido posicionarse ante esta nueva realidad. Por una parte, mantiene la tensión de la negociación de los Presupuestos Generales, reclamando para su aprobación nuevos compromisos económicos y de autogobierno. Y, por otra, aprovecha el marco del Alderdi Eguna para presentar una iniciativa de calado que busca un diagnóstico político compartido para afianzar la oportunidad que se vislumbra en el ámbito de la pacificación.

La posición de López, por contra, ha sido decepcionante y ha puesto de manifiesto sus tres pecados capitales: incapacidad, subordinación e inacción. La incapacidad de gestión la corroboran los datos que certifican que López ha multiplicado por seis el endeudamiento del Gobierno en un año y, a pesar de ello, se incrementan los problemas sectoriales en educación, sanidad, transportes o servicios sociales. Su subordinación institucional ante Zapatero ha rozado el ridículo, con un lehendakari en el papel de "vigilante" arrollado por las potencialidades reales del autogobierno. Y por encima de todo está la inacción política de López, sometido al juego perverso de Basagoiti, quien ha antepuesto el objetivo del adelanto electoral en España al de conseguir nuevos acuerdos para Euskadi.

Urkullu y el PNV llegan al Alderdi Eguna al alza, demostrando tener peso específico en Madrid y capacidad de iniciativa a la búsqueda de un nuevo acuerdo político en Euskadi. Hasta la fecha ha demostrado responsabilidad para dotar de estabilidad a un nuevo tiempo que se vislumbra. Ahora llega el momento de la verdad, en que es necesario que ese tiempo se alumbre y se haga realidad.