TRES de cada cuatro miembros de lo que Patxi López denominó "la ciudadanía" vasca no confían en el Gobierno que él preside siete meses después de su investidura. El nada sospechoso Euskobarómetro que dirige el socialista Francisco Llera señala asimismo que en las últimas semanas un 6% más de la sociedad ha dado la espalda a una gestión de gobierno que, sin miedo al error, se puede calificar de inoperante, ineficaz o insuficiente en ámbitos tan diversos como la defensa del autogobierno, el liderazgo frente a la crisis económica o las iniciativas políticas en torno a la consecución de la paz y que ha generado polémicas desde los departamentos de Interior, Transporte, Empleo, Educación o Cultura que dirigen Rodolfo Ares, Iñaki Arriola, Gemma Zabaleta, Isabel Celaá y Blanca Urgell respectivamente sin olvidar el inquietante papel realizado por el propio López y las desafortunadísimas intervenciones de la consejera de Pesca, Pilar Unzalu, durante la dramática crisis del secuestro del Alakrana. La sociedad vasca, al menos, lo ha entendido así. Y el resultado no es sólo que la desconfianza en el Gobierno socialista aumenta respecto a estudios anteriores, sino que crece también el número de vascos que están en contra del acuerdo entre PSE y PP que llevó a López a la Lehendakaritza y que ya alcanza a un 65% de la población. Por si quedara alguna duda de que la gestión del actual Gobierno vasco es claramente deficitaria para la sociedad sobre la que debe proyectar su labor, la imagen de quien lo encabeza, pese a los esfuerzos mediáticos realizados por el entorno del PSE por mejorarla, es la peor de la historia de un lehendakari, ya que López apenas alcanza un 3,7 de valoración en una escala de 0 a 10 y es superado en la lista por nada menos que cinco políticos: Aintzane Ezenarro, Mikel Arana, Patxi Zabaleta, Joseba Egibar e Iñigo Urkullu, todos ellos abertzales o miembros de las formaciones que compartieron el anterior gobierno tripartito y que abogan por un incremento del autogobierno como, de una forma u otra pide, según el propio Euskobarómetro, el 70% de la sociedad vasca, en la que además el 63% de los ciudadanos muestra, mucha o poca, alguna inquietud independentista. De hecho, la gestión del Ejecutivo López merece la crítica social incluso en dos campos de los que PSE y PP han hecho bandera durante largo tiempo. Por un lado, la sensación de libertad para hablar de política, que sufre un retroceso de 10 puntos en el último año, y la eficacia en la lucha antiterrorista, en la que la mayoría (51%) de los vascos no aprecia diferencia alguna respecto a tiempos pasados a pesar de que el apoyo incondicional a la violencia ha descendido hasta limitarse al 4% del electorado de la izquierda abertzale. En definitiva, el Ejecutivo López sólo puede hallar en la valoración social de su labor un mínimo optimismo: difícilmente podrá empeorar.