El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, aseguró ayer que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se “equivoca” en sus comentarios respecto a Israel, todo ello después de que el mandatario estadounidense le criticase por estar “lastimando a Israel más que ayudando” y por poner una “línea roja” en la invasión de la ciudad de Rafah, en el sur de la Franja de Gaza y donde se encuentran refugiados más de 1,5 millones de palestinos.

Además, expresó no saber “exactamente a qué se refiere el presidente”, matizando que, si cree que contraviene los deseos o intereses de Israel, “se equivocó” durante una entrevista con el diario estadounidense Politico.

El mandatario también destacó que la población israelí “no quiere ver un Estado palestino”, especialmente tras los ataques de Hamás a en territorio israelí. “Las posiciones que defiendo cuentan con el apoyo de la inmensa mayoría de los israelíes que te dicen después del 7 de octubre: ‘No queremos ver un Estado palestino”, aseveró el primer ministro israelí.

Miles de arrestados

Además, Netanyahu ordenó el pasado domingo preparar “urgentemente miles de nuevos espacios” para los futuros presos, apenas días después de haber anunciado la liberación de los detenidos administrativos que les quedaba un mes de detención por falta de espacio en las cárceles.

El primer ministro mantuvo una reunión interministerial sobre seguridad y la escasez de espacio carcelario y dio dicha orden, de carácter “inmediato”, a los Ministerios de Finanzas, Defensa y Seguridad Nacional, según un comunicado de la oficina del primer ministro israelí. “La orden se ha emitido después de una discusión durante la cual las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y la Autoridad de Seguridad israelí (ISA) presentaran su evaluación de la situación de 2024, sosteniendo que detendrán a miles de terroristas en la Franja de Gaza y Cisjordania”, explicó Netanyahu.

Asimismo, detalló que desde el 7 de octubre, alrededor de 4.000 “terroristas” han sido arrestados, la mayoría de ellos en Gaza, “lo que crea una necesidad urgente de prepararse para la admisión de muchos más detenidos y prisioneros”.

Sin embargo, la Sociedad de Presos Palestinos (PPS, por sus siglas en inglés) indicó que la cifra de palestinos detenidos en Cisjordania y Jerusalén Este y que continúan encarcelados en prisiones israelíes ha alcanzado los 7.510, cifra que incluye a más de 4.120 personas que se encuentran bajo detención administrativa.

El organismo denunció que “las campañas de detención en curso desde el 7 de octubre han ido acompañadas de una escalada de crímenes y violaciones, entre ellos actos de abuso, palizas severas y amenazas contra los detenidos y sus familias, además de sabotaje y destrucción generalizados de viviendas, confiscación de vehículos, dinero y joyas.

La detención administrativa es un tipo de detención arbitraria de palestinos utilizada por el Ejército de Israel y que puede renovarse indefinidamente basándose en información secreta bajo la presunción de que los arrestados podrían cometer un delito en algún momento en el futuro, según han denunciado varias ONG de Derechos Humanos como Amnistía Internacional, Human Rights Watch (HRW) o la organización pacifista israelí BTselem.

Explanada de las mezquitas

En este contexto, la Policía israelí impidió a cientos de jóvenes palestinos durante la noche del domingo la entrada a la Explanada de la Mezquitas, en la ocupada zona oriental de Jerusalén Este, para su primera oración de Ramadán, que comenzó ayer en los territorios palestinos.

Decenas de personas se aglomeraron a la entrada del recinto a fin de rezar en la mezquita sagrada de Al Aqsa, y en varias ocasiones fueron golpeados con porras por los agentes de Policía, según un vídeo difundido en redes sociales sobre los altercados. Algunos jóvenes sí que lograron entrar en la mezquita, detallaron ayer medios locales, ya que llegaron acompañados de sus padres o después de que algunos agentes accedieran a no bloquear determinados accesos.

La respuesta de anoche contradice la promesa del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, de que no habría restricciones a la libertad de culto durante el mes sagrado del Ramadán, en contra de los reclamos del ultraderechista ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir.

Ben Gvir, exponente del movimiento colono y del sionismo religioso, reclamó la semana pasada que si no se controlaba el acceso de musulmanes a la Explanada de las Mezquitas, se producirían “celebraciones de Hamás en el Monte del Templo”, como Israel denomina a este lugar sacro.

Solo en Ramadán, Israel suele otorgar miles de permisos especiales a los palestinos, tanto de los territorios que mantiene ocupados de Cisjordania como de la Franja de Gaza, a fin de permitirles acudir a Al Aqsa a rezar.

El año pasado, esta festividad movilizó a más de cuatro millones de fieles en Jerusalén Este, la mayoría palestinos, llegando a aglutinar a unas 250.000 personas los viernes, el día más importante de rezo según el islam.