La ONU y organizaciones humanitarias internacionales mantuvieron ayer una dura lucha contrarreloj intentando disuadir a Israel para que no pase a los actos al cumplirse el ultimátum de 24 horas que había dado a 1,1 millones de habitantes del norte de Gaza para evacuar y trasladarse al sur, lo que tendría consecuencias humanitarias inimaginables.

Los llamamientos fundados en la compasión y en la ilegalidad de esa orden según el derecho humanitario internacional no provocaron ninguna reacción en Israel, que, por el contrario, pidió a los países en el Consejo de Derechos Humanos que le apoyen “sin fisuras” en su guerra “contra el terrorismo”, obviando cualquier mención a la situación de los civiles palestinos.

Las palabras más dramáticas sobre lo que está ocurriendo en la Franja de Gaza fueron las de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), que tiene ya doce muertos entre su personal por bombardeos israelíes. “Gaza se está convirtiendo rápidamente en un agujero infernal y está al borde del colapso” dijo su secretario general, Philippe Lazzarini, una descripción de la situación muy similar a la que hizo la Organización Mundial de la Salud (OMS), que, además, afirmó que evacuar los hospitales del norte de Gaza es imposible.

“Una crueldad”

Explicó que muchos pacientes –incluidos niños, bebés en incubadoras y enfermos que dependen completamente de apoyo médico vital para sobrevivir– morirían en el traslado y que los hospitales en la parte sur de la Franja también están desbordados y no tienen capacidad para atender a los que llegarían. “Pedir al personal médico que evacue, va más allá de la crueldad”, sostuvo el portavoz de la OMS, Tarik Jasarevic, quien pidió que se permita a su organización entregar a los hospitales en Gaza los suministros médicos y combustible (para los generadores eléctricos) que tiene en el vecino Egipto.

El secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Abulgueit, también denunció el ultimátum de Israel y señaló que esto viola el artículo 49 del Cuarto Convenio de Ginebra, que prohíbe a una potencia ocupante el desplazamiento forzoso de población.

Esa posición fue corroborada por la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, que dijo que tanto Israel como el movimiento islamista Hamás están cometiendo crímenes de guerra, el primero al bloquear la entrada de cualquier ayuda a Gaza, incluidos agua y alimentos, y el segundo por la ejecución sumaria y el rapto de civiles. “Utilizar la hambruna de los civiles como un método de guerra, privándolos de bienes indispensables para su supervivencia, está definido como un crimen de guerra por el derecho internacional”, confirmó la portavoz de ese organismo, Ravina Shamdasani.

La prestigiosa Human Rights Watch aseguró que Israel ha utilizado fósforo blanco –un arma química– en sus operaciones militares en Gaza y en el sur del Líbano, un extremo que Tel Aviv niega. Ante todo ello, altos responsables de Naciones Unidas y en particular su coordinadora humanitaria en la región, Lynn Hastings, están haciendo esfuerzos para que las autoridades israelíes anulen su orden de evacuación, que también afecta a su personal.

Posiciones ante el ultimátum

El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, pidió ayer durante un encuentro con el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, detener la agresión israelí contra la Franja de Gaza y alertó de que un desplazamiento masivo de población podría llevar a una “segunda Nakba”, nombre utilizado para referirse al éxodo de unos 760.000 palestinos en 1948.

Abbas, además, recalcó la importancia de lograr que se abran corredores humanitarios para entregar “agua, electricidad, combustible y material sanitario”.

Por su parte, el Alto Representante de la Unión Europea para Política Exterior, Josep Borrell, tachó como “totalmente irreal” que el millón de habitantes de la parte norte de la Franja de Gaza pueda evacuar la zona en solo 24 horas. “Deben ser alertados de operaciones militares para que puedan marcharse, que es lo que ha hecho Israel. Pero esas advertencias deben ser realistas”, criticó el jefe de la diplomacia europea.

Por otro lado, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kirby, aseguró ayer que la evacuación del norte de la Franja de Gaza en tan solo 24 horas, es una “tarea difícil”. Kirby, sin embargo, endulzó la postura israelí. “Entendemos lo que están intentando hacer [Israel]. Están tratando de alejar a los civiles del peligro y darles una advertencia justa. Es una tarea difícil”, manifestó.

Huida de palestinos

Pese a todos estos llamamientos, miles de palestinos han abandonado ya sus hogares en el norte de Gaza. Medios palestinos como la agencia de noticias Maan confirmaron los desplazamientos en masa después de que Israel anunciara sus intenciones con el lanzamiento de octavillas por todo el norte del enclave, desde Beit Hanun hasta Ciudad de Gaza.

Gran parte de los desplazados se repartían entre escuelas de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, la Unrwa, y domicilios de familiares en núcleos urbanos de la zona sur, como Deir al Balá y Jan Yunis. Fuentes locales denunciaron a la agencia oficial de noticias palestina Wafa bombardeos israelíes a lo largo de la carretera de Saladino, la principal vía de circulación de la Franja, que atraviesa de norte a sur el enclave, desde el paso de Erez hasta el paso de Rafá, y recorre sus principales localidades.