Bangkok. La tensión aumentó ayer en las calles de Bangkok con las manifestaciones paralelas de detractores y simpatizantes del Gobierno y la muerte, la noche anterior, de un estudiante de la Universidad Ramakhamhaeng. En este contexto de creciente tensión, el portavoz del Centro para la Administración de Paz y Orden, Piya Uthayo, alertó de que puede desatarse una espiral de violencia difícil de controlar.
Miles de detractores del Gobierno marcharon en la capital y sitiaron las oficinas de dos empresas de telecomunicaciones públicas y del Departamento de Investigación Especial, donde hicieron sonar sus silbatos, que se han convertido en el símbolo de las protestas. El grupo de las protesta, que cuenta con el respaldo del opositor Partido Demócrata, se concentraba ayer en el Monumento a la Democracia, el complejo gubernamental en Chaeng Watthana y el Ministerio de Finanzas.
La víctima mortal es un estudiante de 21 años seguidor de las protestas antigubernamentales que recibió un disparo la noche del viernes durante una manifestación en los alrededores de la Universidad de Ramkhamhaeng, cerca de otra movilización de simpatizantes del Ejecutivo. Según las fuentes sanitarias citadas por la prensa, murió a causa de un disparó que le perforó un pulmón. Durante el día se registraron escaramuzas entre estudiantes antigubernamentales y sus rivales conocidos como los camisas rojas, los seguidores del Gobierno que han establecido su campamento base en el estadio Rajamangala.
Las manifestaciones antigubernamentales comenzaron en octubre para protestar contra varias iniciativas legales del Puea Thai y se intensificaron el pasado domingo con una movilización masiva y la ocupación o asedio, desde el lunes, de decenas de sedes ministeriales en Bangkok y otras provincias. A pesar de la declaración de la Ley de Seguridad Interna, las fuerzas de seguridad han recibido órdenes de evitar la violencia a toda costa, por lo que los manifestantes han podido invadir sin resistencia varios ministerios e, incluso, sabotearon el suministro eléctrico del cuartel de la Policía Nacional. El ex viceprimer ministro Suthep Thaugsuban, cabecilla del opositor Comité Popular para la Reforma Democrática, ha hecho un llamamiento a la "desobediencia civil" y a la "revolución popular" para acabar con lo que denomina el "régimen" de Thaksin, en referencia al hermano de Yingluck al que acusa de dirigir el país desde el exilio.
La mayoría de los manifestantes antigubernamentales pertenecen a los mismos grupos de clase media y alta urbana que nutrían a los camisas amarillas, quienes en 2008 ocuparon varios meses la sede del Gobierno y los aeropuertos de Bangkok durante mas de una semana. Este mismo colectivo también protagonizó las movilizaciones que precedieron al golpe de Estado de 2006 contra el entonces jefe del Ejecutivo, Thaksin Shinawatra, quien cuenta con gran respaldo en las zonas rurales del noreste y vive en el exilio para evitar una condena de dos años por corrupción.
Hasta el momento, lo más destacable de las protestas han sido los cortes de tráfico y un exceso de decibelios por los silbados de los manifestantes, pero la Policía advierte de que con el paso de los días aumenta el peligro de episodios violentos. Esta semana, tres manifestantes contrarios al Gobierno resultaron heridos en una trifulca con camisas rojas en Bangkok, mientras que en la vecina provincia de Samut Prakan la policía tuvo que intervenir para evitar un enfrentamiento.