ELÉCTRICO, refinado y resolutivo. Estos tres conceptos definen al Clase G 850e, derivada a batería del poderoso todoterreno de Mercedes-Benz, una máquina con reputación de infalible dentro y, más si cabe, fuera del asfalto. El modelo, disponible hasta ahora en variantes de combustión, asume también tecnología EQ de impulsión eléctrica. Adopta una singular solución de un motor por rueda que procura una potencia conjunta de 432 kW, equivalentes a 587 caballos, y asegura una motricidad óptima. El Clase G 850e anuncia una autonomía ideal de 473 km. La firma de la estrella realiza en el modelo un despliegue inusual de avanzados recursos técnicos, lo que dispara la tarifa hasta 196.221 euros.

El Clase G confirma así su condición de verso suelto en un mercado que apuesta cada vez más por diseños SUV dulcificados y que se esfuerza por extender la electrificación de las ciudades a la carretera. Mercedes-Benz ya ha superado esta fase al ampliar el alcance de todos sus vehículos a batería, extiende esa tecnología a su emblemático todoterreno de líneas angulosas. El G hace bandera de su particular estilo con connotaciones vintage, considerado tosco y anacrónico por sus detractores, hasta convertirlo en el factor diferencial que confiere la condición de icono.

La conversión en eléctrico ha comportado la modificación y el refuerzo de la plataforma escalonada que lo sustenta, con el fin de integrar la nueva modalidad de propulsión. En cambio, el vehículo mantiene la combinación de suspensión delantera independiente de doble trapecio y eje trasero rígido de nuevo desarrollo. El chasis a dos niveles hace sitio a la batería de iones de litio de alto voltaje (116 kWh), favoreciendo así un centro de gravedad bajo.

Esas alteraciones estructurales no se perciben a primera vista, como sucede con los retoques del contorno. La nueva variante evidencia su pertenencia al clan G, pero hace notar su condición eléctrica por ciertos detalles: un capó ligeramente elevado, pasos de rueda traseros protegidos por cortinas de aire para mejorar la aerodinámica, así como la presencia de un cofre anclado al portón posterior (sirve para alojar los cables de carga). Además, la parrilla frontal ofrece la opción de una tonalidad oscura.

Por debajo del envoltorio, lo que diferencia a la nueva interpretación es su método de impulsión. El Clase G 850e avanza gracias a la contribución de un complejo y atípico sistema motriz, integrado por cuatro bloques eléctricos, uno por rueda, controlados individualmente. De este modo, se convierte en el primer vehículo fabricado en serie por el grupo Mercedes-Benz que cuenta con tracción individual. Esos cuatro impulsores van integrados en el chasis. Cada uno de ellos desarrolla una potencia máxima de 108 kW (147 CV), totalizando un rendimiento conjunto de 432 kW (587 CV). El control central del sistema de propulsión, en combinación con el de estabilidad ESP, gestiona que la potencia llegue puntualmente donde el vehículo precisa tracción.

La naturaleza eléctrica de los motores propicia, además, una entrega de energía casi instantánea desde parado, lo que garantiza un gran poder de tracción y una elevada capacidad de control del mismo. Esas cualidades resultan decisivas a la hora de brindar máximas prestaciones y al afrontar orografías complicadas. El G 580e progresa de 0 a 100 km/h en 4,7 segundos, dato mucho más revelador que una velocidad máxima limitada electrónicamente a 180 km/h.

Como sucede en modelos de alta gama, las prestaciones son más cualitativas que cuantitativas. Mercedes-Benz afianza el comportamiento dinámico dotando a esta creación de una reductora Low Range seleccionable que mejora sus prestaciones. Permite a la función G-Turn rotar el vehículo sobre sí mismo (las ruedas de un lado se vuelven en sentidos opuestos) en superficies sueltas o sin asfaltar, mientras que la G-Steering depara un radio de giro significativamente menor al conducir fuera de carretera. Por su parte, la función de marcha lenta todoterreno de tres velocidades actúa como un control de crucero para la conducción off road, manteniendo una impulsión óptima mientras el conductor se centra en la navegación campo a través.

La nueva derivada del Clase G no solo brinda una autonomía oficial correcta: 473 km verificados según el protocolo WLPT vigente. También ofrece buenas posibilidades de reabastecimiento, puesto que su batería admite tanto tomas de corriente alterna (CA) como de continua (CC). En el primer caso, el cargador embarcado transforma la corriente de un wallbox de hasta 11 kW. El modelo está preparado asimismo para carga rápida con corriente continua hasta 200 kW; con esta potencia, necesita 32 minutos de inmovilización para que el contenido del acumulador suba del 10 al 80%. El sistema de tracción del G 850e también posee una función regenerativa que propicia la recuperación de energía cinética liberada en deceleraciones, que luego transforma en eléctrica.

TECNOLOGÍA

ES CIENCIA, NO FICCIÓN

Vanguardia. El Clase G 850e puede contar con todos los recursos imaginables en un automóvil moderno, y sumar algunos otros que la mayoría no sospechamos. Más allá de las medidas de protección, conectividad, bienestar y asistencia a la conducción esperables en un modelo de su entidad y precio, plantea soluciones insólitas que hacen la vida a bordo más fácil y segura. El Eco Assistant escruta la ruta de navegación (orografía, señales, tráfico…) y sugiere el estilo de conducción idóneo. El Electric Dynamic Select gestiona la respuesta del vehículo según el modo elegido por el usuario. La función capó transparente ofrece en la pantalla multimedia una representación virtual de la perspectiva frontal bajo el vehículo; combina imágenes de la cámara frontal y de las dos cámaras de los retrovisores exteriores con una visualización del carril para revelar obstáculos e irregularidades ocultas.