Las semanas previas a la toma de posesión, por segunda vez, de Donald Trump como presidente de Estados Unidos el próximo 20 de enero están siendo agitadas y violentas. Las decisiones, nombramientos y actuaciones -como la que derivó en una crisis política que a punto estuvo de provocar el cierre del Gobierno- del presidente electo y de su mano derecha, el multimillonario Elon Musk, unidas a sus promesas y proyectos futuros -desde la política de inmigración al anuncio de una posible anexión de Groenlandia- han generado ya una lógica inquietud y preocupación en la comunidad internacional. En los últimos días, además, han tenido lugar en el país episodios violentos ligados, a falta de una investigación más exhaustiva, a motivaciones políticas o incluso terroristas que pueden enrarecer el ya de por sí crispado y polarizado ambiente social en el país. Por mucho que el atropello masivo que tuvo lugar el día de año nuevo en Nueva Orleans, con el trágico balance de 15 personas muertas, y la explosión de un vehículo de Tesla -marca propiedad de Musk- a las puertas del Trump International Hotel de las Vegas en la que falleció el conductor de la Cybertruck no tengan conexión alguna y que los autores actuaran en solitario, los hechos indican que aunque de manera inconcreta, existían motivaciones ideológicas y, más claramente en el ataque de Nueva Orleans, de inspiración terrorista islamista. Que ambos autores tengan un curriculum militar añade mayor desasosiego en una coyuntura de especial tensión. No hay que olvidar que durante la pasada campaña electoral Donald Trump sufrió dos intentos de atentado -en uno de ellos se salvó por escasos centímetros cuando una bala le rozó la oreja-, lo que, unido a estos últimos ataques, abunda en la gravedad del clima facilitador de episodios de violencia política que vive EE.UU. al que no son ajenos los discursos extremistas y populistas que incrementan la exacerbación propia de los discursos de odio que lanza de manera constante el tándem Trump-Musk. Un ejemplo de ello lo volvió a protagonizar el presidente electo, al arremeter ayer contra el juez del caso Stormy Daniels tras anunciar que dará a conocer la sentencia contra Trump diez días antes de la toma de posesión, con lo que el magnate será el primer delincuente convicto que se convierte en presidente de EE.UU.