El sector agrícola vasco atraviesa los mismo problemas que en el resto del Estado y que en los países europeos. Alrededor de 70 productores que forman parte de la Comisión Sectorial Agraria y Alimentaria de Konfekoop, la Confederación de Cooperativas de Euskadi, hicieron balance hoy en Bilbao de lo que deparó el pasado año, con la reclamación de un equilibrio efectivo en la relación entre los distintos eslabones de la cadena alimentaria. La reunión contó con la participación del viceconsejero de Agricultura del Gobierno vasco, Bittor Oroz, y el exministro de Trabajo entre 1999 y 2000 y experto en el mundo agrícola Manuel Pimentel, que ofreció una conferencia en la que criticó que las sociedades europeas modernas se hayan “olvidado” del campo y del trabajo de sus profesionales.

Oroz destacó la intención del Ejecutivo de que antes de las elecciones vascas del próximo 21 de abril salga adelante un decreto con el marco jurídico, incluyendo la posibilidad de sanciones, que sostenga el cumplimiento de los objetivos de la reforma de la Ley de Cadena Alimentaria, que pasan por evitar que el agricultor trabaje a pérdidas. “Si el productor tiene que vender a pérdidas, nos quedamos sin productor y sin cadena alimentaria. Hay que reequilibrar esa relación”, resumió el viceconsejero del Gobierno vasco. 

Oroz destacó la importancia de valores como la sostenibilidad y la protección medioambiental, pero abogó por retornar a un modelo agrícola “más productivista”, porque “el mundo ha cambiado” y “necesitamos producir más alimentos”. En este sentido, defendió un esquema “con las mismas exigencias” para los productores locales y los de fuera de la Unión Europea, y visualizó que ya se está produciendo un cambio de paradigma tanto en las instituciones europeas como entre los propios ciudadanos, con una creciente preocupación social por una mayor igualdad y seguridad en la cadena alimentaria. Oroz defendió algunas de las medidas que el Gobierno vasco ha adoptado dentro del decálogo de compromisos con el sector primario publicado el mes pasado tras las protestas del sector, y que incluyen, entre otras, encontrar fórmulas para una correcta proporción entre los distintos usos del suelo, trabajar para la adaptación del canon de regadío y la retirada del lobo del catálogo de especies silvestres bajo protección especial. En este aspecto, destacó la necesidad de encontrar una posición compartida con el resto de comunidades de la cornisa cantábrica. Asimismo, valoró el papel de las cooperativas agrícolas, “sobre las que va a recaer el papel de la mejora de la cadena de valor del producto agrícola” gracias a la apuesta de estas sociedades por la modernización tecnológica.

En la reunión, los cooperativistas agrícolas vascos expusieron su “inquietud” por “la imposición de políticas medioambientales sin consulta al sector”, que están derivando en normas “inaplicables e incoherentes con la dinámica de los mercados”. Además, se destaca la importancia de que “se respete la relación socio-cooperativa y se garantice la igualdad entre las cooperativas y otras empresas”. Para enfrentar los actuales desafíos económicos y ambientales, los cooperativistas apostaron por “avanzar” en la cadena de valor, “diversificando los productos ofrecidos al mercado”. Por todo ello, abogaron por la “profesionalización” de la gestión de explotaciones y cooperativas, algo que permitirá abordar problemas como la falta de mano de obra y la digitalización de los procesos. Las 76 cooperativas del sector agrupan a 6.523 socios y más de 800 trabajadores. Tras la reunión, Manuel Pimentel ofreció una conferencia en la que denunció que “las sociedades europeas se olvidaron del campo” y que la alimentación dejó de ser una preocupación, una corriente que puede quedar atrás en los próximos años por la toma de conciencia sobre la crisis alimentaria que ya se está dando en Europa.