A pesar de que 2023 ha sido un curso de intensa actividad en la negociación colectiva en Euskadi, en torno a 230.000 vascos (algo menos del 38%) entran en este año con el convenio sin renovar, lo que implica que sus salarios no estuvieron alineados el año pasado con la evolución de los precios y que tampoco lo están ahora. En su último informe, que recoge los datos hasta el mes de octubre, el Consejo Vasco de Relaciones Laborales (CRL) constata que el 60,2% de los trabajadores y trabajadoras de la CAV tienen su convenio renovado. Son en concreto 366.476 personas, con una subida salarial media del 5% entre los que actualizaron sus condiciones laborales (unos 292.000). Los 74.000 restantes firmaron su acuerdo en 2022 o en años anteriores, en muchos casos con condiciones alineadas con los precios.

El dato de IPC adelantado, apunta a un crecimiento del 3,1% anual en el conjunto del Estado. Euskadi estará previsiblemente por encima de ese nivel, pero sobre el papel los incrementos de sueldos han sido superiores a los precios.

En cambio, al cierre de octubre había en Euskadi algo más de 242.300 asalariados sin renovar convenio. Algunos de ellos no han incorporado ni el notable 8% de inflación de 2022 ni el repunte de más del 3% de este último ejercicio. Y en general su salario ha quedado desfasado.

La cifra de trabajadores sin convenio renovado habrá bajado casi con toda seguridad entre noviembre y diciembre. Además, el CRL no incluye a más de 8.000 personas, ligadas a los convenios del Comercio General de Bizkaia y de la Limpieza de Edificios y Locales de Gipuzkoa, que estaban pendientes de registro en el momento de elaboración de su último informe.

De modo que el colectivo sin convenio rondará las 230.000 personas. La mayoría de ellas, tiene condiciones laborales prorrogadas y están pendientes de acuerdo. En peor situación están los casi 38.000 vascos con el convenio decaído y pendiente de recuperar.

En cuanto al resto, los que tienen sus pactos renovados, hay matices. Primero porque si bien en teoría han ganado poder adquisitivo, con un subida dos puntos superior al IPC general, los precios de la alimentación, un gasto que afrontan todos los hogares sin excepción, registra una subida del 8,9% en los once primeros meses del año.

Además, no hay que olvidar que el informe que elabora el CRL recoge un incremento medio del sueldo y si se baja al detalle hay diferencias notables en las subidas.

Evolución por territorios

En concreto, en Araba los salarios solo crecen un 2,93%, por debajo por tanto del índice general del IPC. Es la subida media pactada por 49.118 alaveses, según los datos actualizados a noviembre del Ministerio de Trabajo y Economía Social.

La subida salarial media de Bizkaia se sitúa en el 4,82% y afecta a más 128.700 asalariados. Y Gipuzkoa tiene el mejor comportamiento, con incrementos del 6,4% y cubre a cerca de 106.300 trabajadores. Las personas que están bajo el paraguas de un convenio autonómico y lo renovaron el año pasado (7.752) pactaron una subida media del 3,04%, que se quedará también por debajo de la inflación general, según el informe de noviembre del Ministerio.

Respecto al ámbito de aplicación, una clave que solo analiza el Consejo vasco de Relaciones Laborales, los convenios de empresa pactaron sueldos ligeramente más altos, pero afectaron a menos personas, 87.000 frente a los 279.600 del marco sectorial.

En cuanto a los trabajadores que no han renovado convenio todavía, el CRL confía en que el actual dinamismo de la negociación colectiva –la economía vasca duplicó “ampliamente” el año pasado el número de personas con convenio en vigor– facilite gradualmente los acuerdos entre empresas y plantillas.

Otra cosa es el impulso salarial que se refleje. Tras dos años de alta tensión en los precios, la subida de tipos de interés por parte del BCE ha logrado frenar su avance y la expectativa es que la dinámica se mantenga en 2024. Con todo, la horquilla de las previsiones es muy amplia. El Gobierno vasco estima que el IPC puede cerrar el año en torno al 2%, pero Funcas apunta a que seguirá por encima del 3%. De modo que no hay una referencia clara de negociación. l