El futuro de La Naval toma cuerpo a orillas de la ría tras la liquidación del astillero. Los diferentes agentes implicados estiman que el nuevo rumbo de la compañía se definirá las próximas semanas y que antes de fin de mes se conocerá, o al menos se perfilará, la vertiente industrial del nuevo proyecto empresarial que liderará la compañía belga VGP.

El grupo logístico que se adjudicó el astillero en la subasta con la que concluyó el concurso de acreedores ha empezado ya a mover ficha y está manteniendo contactos con el Gobierno vasco, los sindicatos y los interesados en lanzar nuevas actividades en las instalaciones de Sestao con la idea de reactivar el enclave antes de fin de año.

VGP opera en el campo de la logística y en el caso del antiguo astillero vizcaino debe dedicar el 50% a un uso industrial. Una dinámica que no es nueva, ya que mantiene ese esquema en otros parques de similares características en el resto de Europa.

En el caso de Sestao, tiene sobre la mesa la propuesta de Marina Meridional y A&M, que se presentaron por separado al concurso de acreedores para comprar los terrenos pero que han sumado fuerzas para poner en marcha un nuevo astillero como complemento de la actividad logística de VGP.

La compañía belga apuesta habitualmente por alquilar un porcentaje de sus instalaciones a otras compañías para un uso secundario industrial. En este caso la calificación del suelo obliga al adjudicatario a dedicar la mitad de los casi 280.000 metros cuadrados a actividades manufactureras y la propuesta de A&M y Marina Meridional colmaría esa exigencia.

Hay margen y previsiblemente interés en la negociación, pero VGP tiene la sartén por el mango y todo depende de su voluntad de diálogo. De momento, las señales que emite la compañía belga son positivas. Ha mostrado su interés por presentar su proyecto al Gobierno vasco y se sentará a hablar con las dos compañías que, tras pujar en la subasta y perder la licitación, han reformulado sus propuestas y las han trasladado a un nuevo proyecto industrial conjunto.

El eje principal de su apuesta es un astillero, pero se complementaría con una planta para la construcción de grandes plataformas flotantes y fijas para energías renovables, la fabricación de calderería pesada y una planta de hidrógeno verde. La inversión inicial sería de 36 millones de euros, la misma cifra por la que se adjudicó VGP los terrenos de La Naval.

proyectos complementarios

Parte de ese capital iría destinado a la compra de cerca de la mitad del antiguo astillero. De modo que el grupo belga podría recuperar gran parte del capital que debe desembolsar y además poner en marcha su proyecto logístico e industrial de forma complementaria a la gran instalación manufacturera.

A&M y Marina han calculado que necesitarán otros 36 millones para la segunda fase de la operación y estiman que crearán 600 puestos de trabajo en seis años.

Es la opción más madurada que hay sobre la mesa y al mismo tiempo la que permitiría con mayor facilidad destinar el 50% de las instalaciones a un uso industrial.

La mayor pega es la apuesta por VGP por gestionar en solitario sus parques y alquilar a terceros el terreno que no necesita. En el caso de la antigua La Naval, la compañía belga ya ha iniciado la fase de comercialización. Eso sí, de forma muy incipiente. Exponiendo de forma muy esquemática las características del terreno, la superficie alquilable y el tamaño de las naves que pondrá en el mercado.

En concreto, VGP tiene intención de poner en alquiler 93.851 metros cuadrados de una superficie total de casi 278.600 metros cuadrados. El tamaño mínimo de la unidad alquilable es de 2.500 metros cuadrados. O lo que es lo mismo, una cuarta parte de un campo de fútbol, lo que sobre el papel permitiría la puesta en marcha de un pequeño taller o un almacén de dimensiones muy reducidas.

Marina Meridional y A&M plantean hacerse con cerca de 120.000 metros cuadrados con lo que prácticamente ocuparían la mitad del terreno para uso industrial, tal y como exige el pliego de calificación municipal del terreno, si se descuenta la superficie necesaria para la urbanización de los accesos al antiguo astillero.

Un entendimiento entre VGP y las dos compañías que se han aliado facilitaría la operación. Al mismo tiempo, gran parte de la actividad en el antiguo astillero se dedicaría a un sector que genera empleo de mayor calidad que el que está ligado a la logística. El impacto en la recaudación también tendría más recorrido en ese caso.

Las próximas semanas serán claves. Sobre la mesa hay varios recursos presentados por Marina Meridional a la adjudicación que, según indican fuentes cercanas al proceso, podrían retirarse si se alcanza un acuerdo para la puesta en marcha de un nuevo astillero en la zona. VGP, por su parte, mantiene abierta la comunicación con otros posibles interesados en alquilar parte de unas instalaciones privilegiadas. Muy cerca de la capital vizcaina y del Puerto de Bilbao y “adecuadas para servicios logísticos, industria ligera y actividades comerciales”, sostiene la compañía belga.

actividad naval

Respaldo de la Administración. El sindicato UGT, que salvo momentos puntuales ha liderado históricamente el comité de empresa de La Naval, explicó ayer que llamará la próxima semana a la puerta del Ministerio de Industria y del Departamento vasco de Desarrollo Económico para garantizar que el nuevo proyecto en la ribera de la Ría en Sestao deje un espacio para la construcción de buques. Por la ubicación y la infraestructura existente es la actividad que permitiría reactivar las instalaciones y generar empleo con mayor facilidad y rapidez. Fuentes del Ejecutivo vasco mostraron su disposición a respaldar la puesta en marcha de proyectos que garanticen que el 50% del terreno se destine a uso industrial.

93.851

metros cuadrados ha puesto en alquiler VGP, adjudicatario de La Naval, dentro de su proyecto para las antiguas instalaciones del último gran astillero vasco.

2.500

metros cuadrados es el tamaño mínimo de la unidad que pone en alquiler la compañía que se adjudicó las instalaciones de Sestao en la liquidación.

50%

es el porcentaje que debe destinar VGP a uso industrial según la calificación del terreno por parte del ayuntamiento.