BILBAO - El caso Villarejo y la manifiesta animadversión de los accionistas vascos al anterior presidente del BBVA, Francisco González, situaron en un segundo plano durante la junta de ayer en Bilbao al nuevo consejero delegado del banco, el turco Onur Genç.

Y el nuevo dirigente era noticia porque por primera vez una gran entidad financiera del Estado español cuenta con un extranjero como máximo responsable de la gestión del día a día del negocio. Sobre todo, si se trata de un profesional cuya experiencia en el sector financiero se ha producido en mercados como Turquía y Estados Unidos, países cuyos usos y costumbres bancarias tienen poco que ver con los de la Europa continental.

Pese a ello, y al cuestionable hecho de que no hable castellano en una organización donde el 80% del beneficio se obtiene en mercados de habla española, -de hecho fue noticioso que hiciese su intervención en inglés en su práctica totalidad-, la elección de Onur Genç como consejero delegado no suscitó oposición en los accionistas hasta el punto que su puesto como consejero contó con el 99% de los votos favorables, ligeramente por encima del 98% que obtuvo el presidente Carlos Torres.

Onur Genç, -al que se le ha compensado con 600.000 euros por el cambio de domicilio de Estado Unidos a España, algo que no ha contentado a todo el mundo-, nacido en 1974 es ingeniero eléctrico por la Universidad de Bogaziçi (Turquía) y MBA por la Universidad de Carnegie Mellón (Estados Unidos)

En su carrera profesional ha pasado por American Airlines, la consultora McKinsey y, las filiales de BBVA Garanti y Compass.

Durante su intervención, Genç destacó que el beneficio del grupo BBVA en 2018 sumó 5.324 millones de euros, un 51,3% más, en parte gracias a los extraordinarios de la venta de BBVA Chile. También resaltó la mejora de la rentabilidad del banco hasta el punto que, afirmó, “somos número 1 en términos de rentabilidad entre un grupo de competidores con los quince mayores bancos europeos”. Esta frase, en castellano, le valió el aplauso de la junta.