Bilbao. Fue un 9 de agosto de 2007. Mañana se cumplen tres años desde el inicio de la crisis financiera internacional, tres años desde que se desató la pesadilla de las subprime, que destapó de la manera más cruel los excesos de la banca y la permisividad de las autoridades.

Pero la crisis de esas hipotecas de alto riesgo comenzó antes, el 5 de diciembre de 2006, cuando el Ownit Mortage Solutions, un banco hipotecario de California cesaba sus operaciones y despedía a sus 800 trabajadores ya que no podía seguir afrontando los créditos basura otorgados a clientes que tenían todos los boletos para no poder pagar.

Fue el primer banco hipotecario especializado en créditos que no cumplían los requisitos habituales para acceder a financiación para la compra de una vivienda. Entre sus damnificados estaba Merrill Lynch, que en 2005 había colocado en el mercado 3.000 millones de euros al tipo de cambio de entonces en titulizaciones de créditos de Ownit.

En la primavera de 2007 New Century Financial, la segunda mayor firma hipotecaria estadounidense anunció dificultades y suspensión de créditos pues se encontraba al borde de la bancarrota. Accredited Home Lenders Holding, un prestamista independiente de hipotecas de alto riesgo declaró que necesitaba efectivo (...). El miedo se extendió en Bolsa y los bancos desconfiaban. Ya no era una crisis de las hipotecas basura sino algo más.

liquidez Ocho meses y cinco días después del caso Ownit, el 9 de agosto, el BCE y la Reserva Federal tuvieron que inyectar 115.000 millones de dólares para garantizar la liquidez del sistema, inyecciones que se sucedieron en días posteriores. la calma llegó a los mercados pero ya el tumor se había extendido. La crisis de liquidez de las entidades financieras ya era la Gran Crisis. Atrás quedó una época de dinero barato, baja inflación, intenso crecimiento económico y fuerte creación de empleo. A día de hoy recordar aquella coyuntura se antoja una aberración.

Aquella primera intervención con las subprime pareció salir relativamente bien, aunque el corto-medio plazo siguiente deparó otro punto de inflexión, la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008.

Tras la caída del banco estadounidense, el BCE realizó nuevas inyecciones masivas de liquidez y a plazos más largos. Se empezaron a celebrar subastas a un tipo fijo equivalente al tipo de interés oficial -éste pasó del 4,25% que alcanzó en julio de 2008 al 1% en mayo de 2009- y por importe ilimitado.

Si la operación del 9 de agosto sorprendió tanto por su magnitud como por la novedad del procedimiento, en julio de 2009 el Banco Central Europeo prestó 442.000 millones a un año, cuatro veces más que la de 2007, que fue, además, a un plazo de un día. De manera complementaria a las inyecciones de liquidez se han tomado medidas menos cuestionadas, como la compra de bonos públicos y privados.

La paulatina retirada de los apoyos inducen a pensar que el puño afloja y que la salida llegará más pronto que tarde, aunque el factor tiempo es muy relativo.