donostia - Eduardo Chillida, el arquitecto del vacío, será honrado a partir del jueves que viene en la localidad alemana de Wiesbaden, ciudad hermanada con Donostia. El museo de la ciudad germana acogerá a partir del viernes “una gran retrospectiva” sobre el escultor donostiarra, que permanecerá abierta hasta el 10 de marzo de 2019. Serán cien las obras de todas sus épocas las que se expondrán en la pinacoteca, montaje que ya está siendo supervisado por Ignacio Chillida, hijo del artista.

Según explican desde el Museo de Wiesbaden, la muestra, titulada Eduardo Chillida-Arquitecto del vacío, “presenta en siete capítulos un resumen de las fases creativas del escultor”. La exhibición, desarrollada mediante la colaboración entre el Museo Chillida Leku acogerá una selección de esculturas, modelos de proyectos a gran escala, estampados, collages y grandes pinturas murales de cerámica que permitirán ilustrar “una interacción artística entre el vacío tridimensional y la abundancia tridimensional”.

“He advertido que mi obra conecta más íntimamente con los pueblos germánicos, que con los mediterráneos. Es mejor recibida en Alemania que en Francia. Quizá porque mi propia cultura es una cultura atlántica”. Estas son palabras del propio escultor que se recogen en el catálogo de la exposición, titulado Nueva aproximación a la relación de Chillida con Alemania, en el que, precisamente, se resalta la conexión del artista con aquel territorio, que se ejemplifica en obras como Berlín -una pieza monumental de noventa toneladas realizada en el año 2000-, situada junto a la nueva cancillería federal alemana en la capital del país y con la que el creador donostiarra visibilizó la reunificación del país tras la caída del Muro.

Se trata de un conjunto escultórico que se compone de dos piezas verticales de acero cortén enfrentadas y cada una de ellas está atravesada por un bloque horizontal, de cuya parte superior surgen una serie de “brazos” que forman un “nudo”. “Ambas esculturas están colocadas la una en frente de la otra y se interrelacionan envolviendo un espacio activo. Entre las dos tratan de abrazar un vacío, de construir simbólicamente un lugar común, un espacio unitario”, explica Nausica Sánchez, autora del catálogo de la exposición Eduardo Chillida-Arquitecto del vacío, donde se expondrá el proyecto de Berlín, una versión previa forjada en hierro, de treinta centímetros de ancho, 22 de alto y 28 de profundidad.

En el mismo sentido, también se podrá ver el modelo a pequeña escala de Buscando la luz II, situada originalmente en los jardines de la Pinacoteca de Múnich. La de la capital bávara se compone de tres piezas verticales de acero de ocho metros de altura, que unidas entre sí toman forma de u. Sánchez explica que las “ondulantes y orgánicas planchas” que componen las tres piezas las dotan de “cierto movimiento ascendente que conduce al espectador a mirar hacia arriba convirtiendo la presencia ante la obra en una experiencia sensorial y espacial”. A su juicio, Chillida aúna “lo filosófico y lo poético” en esta obra.

influencia alemana La autora también recuerda la admiración que sentía el donostiarra por grandes autores alemanes como Novalis, Goethe o Eckhart, en la literatura; Bach en la música; y Grünewald o Durero en la pintura. Buscando esa conexión entre Chillida y el país germano, obras como La casa de Goethe y La casa de Juan Sebastian Bach, ambas de 1981, se podrán ver en Wiesbaden, rompiendo la relación con Alemania, también se exhibirá, de esta serie, La casa de Hokusai, en este caso homenaje al artista japonés responsable de La gran ola de Kanagawa, autor muy admirado por el donostiarra. Con respecto a la obra en homenaje al autor de Fausto y Las penas del joven Werther, se trata de una versión en acero de la monumental de hormigón que se instaló en el año 1986 en el parque Taunusring de Frankurt, cerca de donde se encuentra la casa del escritor.

La original, que tiene un peso de 35 toneladas, se sitúa delante de la ópera de la ciudad. “Dos centros, no uno. Expresarán la duda, la incertidumbre, producto de la inteligencia, que caracteriza a Goethe”, recoge Sánchez las palabras de Chillida sobre La casa de Goethe. “De aquí proviene que la planta de su casa fuera mi primera idea elíptica -continúa describiendo el escultor-. En soluciones posteriores los dos centros se mantienen, pero solo uno en la planta, el otro se eleva a la altura de la cabeza del hombre para, desde este lugar, trazar un arco que tiene de triunfo, de puerta, de ruina, pero no del pasado, como suelen ser las ruinas, sino del futuro. La casa de un hombre como Goethe no podía tener cubierta, la luz que buscó será su techo”.

Además de ser un país muy vinculado al autor y si bien es cierto que la crítica internacional siempre ha valorado positivamente el trabajo del escultor, la crítica alemana ha sido “la más significativa” para su trayectoria. “Los diferentes aspectos de la obra de Chillida han sido fundamentales para configurar su historiografía”, afirma Sánchez.

‘peine del viento’ La característica obra de Chillida el Peine del viento también tendrá su espacio en Wiesbaden. No en vano, dentro de los proyectos de obras a gran escala, el museo expondrá estudios, proyectos y homenajes de esta serie de esculturas en materiales como plata, hierro y acero.

A su vez, también se podrán ver unas cuantas Lurras, así como piezas de alabastro en recuerdo a otros artistas como Kandinsky (1965) u Homenaje a la luz XVI (1971), una obra proveniente de la colección del Banco Santander, y también Gurutz Aldare (2000), que Chillida realizó para la catedral de Colonia.

durante 2018 En menos de un mes se cumplirá un año desde que la galería suiza Hauser & Wirth anunciase la representación internacional de la obra de Eduardo Chillida.

Además de las exposiciones colectivas, han sido varias las muestras que han analizado el legado del escultor donostiarra desde diferentes perspectivas -de 2015 a 2017 solo se organizaron siete fuera de Chillida Leku-. La propia galería organizó entre el pasado mes de abril y julio una exhibición que incluyo piezas raramente expuestas.

A su vez, durante este 2018 que ya termina, el Rijksmuseum en Ámsterdam (Holanda), Les Abattoirs en Toulouse (Francia), The Meadows Museum en Dallas (Estados Unidos) y el Museo de Arte e Historia de Durango han sido las pinacotecas que han recuperado el universo artístico del donostiarra.