LA palabra se hizo imagen y surgió el libro ilustrado. Si de niña me aficioné a la lectura no fue solo por lo interesante del texto, sino por lo atractivas que me resultaban las ilustraciones intercaladas en las páginas de los libros. Era leer las aventuras de Alicia o de Robinson Crusoe en imágenes, un tebeo de calidad. Como a mí les ha ocurrido a miles de niños y niñas. A este oficio de dibujar las ideas y dar movimiento a las palabras se dedican los ilustradores. Es el caso de los hermanos Paul e Iñigo Caballero Barturen, hoy ilustradores profesionales, pero en su día estudiantes de Derecho y Económicas, disciplinas que abandonaron para elegir el lápiz y el bolígrafo y las herramientas digitales antes que el bufete o la oficina.
Desde niño la vena artística de Paul fue muy pronunciada. Por eso, tras colgar los libros de leyes hizo Bellas Artes y se fue a Madrid para especializarse en el área de la ilustración editorial y publicitaria. Hace siete años regresó a Bilbao y con esfuerzo, profesionalidad y tesón se ha hecho un hueco como ilustrador. “Es difícil vivir de esta profesión; es un campo en el que hay que estar al pie del cañón todo el día; los clientes cambian, debes de estar ojo avizor a la búsqueda de nuevas oportunidades, pero soy afortunado porque lo he conseguido. Al final no somos conscientes de que el dibujo está en todas partes. Además, escribo cuentos y los intento publicar, para lo que me asocio con escritores locales a los que ilustro los textos y se colocan en las editoriales”, explica Paul Caballero, que se define como un escritor amateur. “Soy más ilustrador que escritor”, dice sonriente.
La canción de Bruna es un relato de Txema Pinedo ilustrado por Paul que explica a los niños y niñas el Alzheimer. “El fondo es muy duro, pero está contado de una forma muy tierna”. Nada más acabar su formación en Madrid, el ilustrador bilbaino hizo una colección de cuentos que se llamaban terapicuentos, 12 narraciones que abordan dolencias comunes de los críos que están escritas por dos psicólogas bilbainas. Asimismo participa en un documental de TVE, aunque los cuentos siempre le han atraído mucho. “Me gusta trabajar en ellos y tengo varios pendientes de publicación; al final todos tienen su moraleja y pueden servir para explicar una patología o cualquier circunstancia de la vida. Por casualidad me han llevado hacia grupos sociales minoritarios que tienen algún tipo de problemas, cuyos tema se pueden narrar en un cuento”, confiesa.
escuela de grado superior Paul es también un artista innovador siempre en busca de nuevos proyectos. Su inquietud y apertura de miras le llevarán en noviembre a abrir CMYK, la primera Escuela de Ilustración Digital de Bilbao “En este proyecto estoy asociado con mi hermano Iñigo que también es ilustrador”, para decepción inicial de su familia que pertenecen al mundo de la abogacía. “Actualmente estamos centrados en el diseño del centro. Queremos trasladar lo que nosotros hicimos en Madrid a Bilbao. Es una Escuela de formación artística de grado superior cuyo objetivo es preparar a los futuros artistas gráficos, ofreciéndoles los mejores medios para formarse en áreas como ilustración, cómic, arte digital, creación de contenido para videojuegos, televisión, publicidad, etc. Estamos muy ilusionados con el proyecto dirigido a quienes deseen convertirse en profesionales del sector creativo y trabajar para el mundo editorial, prensa, cómic, publicidad, cine y cualquier disciplina artístico-creativa”, explican.
Después del estudio inicial de mercado vieron que en la capital vizcaina existían centros pero como actividades extraescolares. “La Escuela que estará en marcha en noviembre está pensada para los futuros profesionales. Como en el Centro en el que estudiamos, mediremos la calidad del alumno que entra para que los años que esté estudiando sean provechosos para su futuro. Mediante el uso de herramientas punteras en el sector de la ilustración digital que pondremos a su disposición aprenderán todo lo necesario sobre anatomía, composición, dibujo, color, iluminación y otras características de la ilustración y el dibujo que le permitirán hacer de su pasión su medio de vida”, subrayan.
para profesionales Paul e Iñigo serán ambos los referentes en el tema de ilustración de cuentos e Iñigo el dibujante de cómics. También tienen la idea de asociarse con Astiberri y Joker, referentes en esas disciplinas para realizar charlas, cursos monográficos: cómic y guión, pintura digital, ilustración para tatuaje, animación... Los alumnos podrán recibir una master class de la mano de profesionales destacados del sector”.
Dirigirán el foco a los centros escolares que tengan Bachillerato artístico y a la Universidad, a Bellas Artes, “la Escuela estará orientada a la zona norte del Estado, porque de Madrid para abajo ya tienen su ámbito de acción”, explican.
Reconocen que aunque la ilustración y el cómic están adquiriendo mayor relevancia y que está creciendo la afición entre el público porque se apuesta por ello, son conscientes de que aún son considerados artesanos más que como artistas. “Pero Bilbao está dirigiendo su futuro hacia el tema de la cultura, también de diseño e ilustración, de dibujo y videojuegos que son parte importante de la ilustración; creo que son disciplinas en alza. Cada vez se valoran más y se posicionan mejor”, añade Paul, autor entre otros muchos trabajos de los murales del Puente Bizkaia, del decorado de San Nicolás en la Aste Nagusia, de videojuegos... “Es el uso del dibujo para cualquier ámbito tanto publicitario como televisivo, cine, videojuegos y demás”, recalca.
Aunque han contado con el apoyo de Bilbao Ekintza al montar la Escuela, creen que las instituciones apuestan aún más por centros de renombre que vienen de fuera, en lugar de arriesgar por centros emergentes del país “y eso que nuestro Escuela ha salido de un proyecto del Ayuntamiento; de Bilbao tendrían que reforzar más por lo local que por lo de fuera cuando el trabajo que se hace aquí es excelente”.