COMO su título indica (Una excusa), esta exposición se ha planteado como una excusa. Una excusa para exponer con mi padre. Se trata de un ejercicio de compromiso sentimental además de la celebración de una profesión que ambos compartimos”. Así define Kepa Garraza el diálogo que mantiene con su padre, el escultor y ceramista navarro Ángel Garraza, en la exposición que acoge hasta el 5 de enero la galería Espacio Marzana de Bilbao.
Una confrontación de dos universos creativos muy alejados entre sí, “tan alejados que hubiese resultado muy forzado encontrar un nexo de unión entre nuestras dos maneras de ver, entender y hacer arte”, reconoce Kepa Garraza (Berango, 1979). Sin embargo, como apunta su padre, “en el fondo hay cierta afinidad. Yo hago esculturas y Kepa hace dibujos de estatuas, de esculturas de personajes históricos. Sin buscarlo ni pretenderlo, los dos estamos hablando de escultura. Él hace hablar al material a través del dibujo, y yo sigo en lo mío, modelando paisajes a través de la materia”, cuenta Ángel Garraza (Allo, 1950) desde Mungia, donde reside. El escultor navarro, recientemente galardonado con el Premio Nacional de Cerámica Creativa Contemporánea, se sorprende ante el singular diálogo de sus piezas con las de su hijo. “A veces, mirando las obras de Kepa, reconozco en cierta forma algo de mi primera época como artista, en la que me formé en el dibujo, en la pintura, aunque luego me decanté por la escultura. De hecho, en aquella época en Pamplona hice mucho dibujo de estatua”, recuerda.
La obras que forman parte de esta exposición que acoge Espacio Marzana (Muelle Marzana, 5), visitable de lunes a viernes de 16.30 a 20.30 horas, son muy recientes, “prácticamente acaban de salir de nuestros respectivos talleres”, apunta Kepa Garraza. “En cada una de ellas se materializa aquello que nos preocupa u obsesiona, aquello que nos empuja a hacer arte”, añade. En el caso de Ángel, su obra Bajo el paisaje -la pieza principal que exhibe el escultor, una escultura de suelo, presente junto a alguna otra de menor formato en pared- continúa evidenciando unos rasgos que han definido su producción escultórica en los últimos años: un marcado simbolismo, la repetición constante del binomio positivo-negativo, la dualidad cromática y la presencia de elementos figurativos de naturaleza alegórica. Sigue estando presente su obsesión por los elementos totémicos, casi mágicos, de los que se sirve para dar sentido a su universo.
Mientras que la propuesta de Kepa Garraza, quien muestra aquí cuatro obras plásticas de su rotunda e impactante serie POWER, en la que sigue dando muestras de su “obsesión por la construcción del relato histórico y el papel que el arte juega dentro del mismo”, se encuentra “en las antípodas de la de mi padre”, reconoce el propio artista. Son obras con un carácter profundamente narrativo, una evidente literalidad y una naturaleza escrupulosamente realista. “Frente al universo mágico e intimista de mi padre, mis obras plantean una reflexión acerca de la naturaleza del poder y la utilización del arte para legitimarlo a lo largo de la historia”, afirma Kepa. Él entiende esta exposición “como un juego y una celebración, una ocasión para confrontar dos formas de entender el arte y su función dentro de nuestra sociedad. En este juego, enfrentamos nuestros universos sin prejuicios y sin barreras, solo con el objetivo de medirnos el uno al otro sin esperar que nadie salga vencedor. Quizás esta exposición tenga un solo objetivo: el de comprendernos a nosotros mismos y por qué nos dedicamos a lo que nos dedicamos”, reflexiona.
Su padre lo ve así: “Es una exposición entrañable. Somos dos personas diferentes, dos generaciones. Le llevo 30 años a Kepa, pero eso no quita para que compartamos opiniones. Hablamos mucho sobre arte, y siempre recibimos gustosos la opinión del otro”. Esta es la primera vez que exponen juntos, y Ángel augura que será la única: “Me imagino que esto no tiene recorrido... Kepa tiene mucha proyección, mucho camino por delante, y yo estoy en un momento de despedida y cierre. Pero no deja de ser hermoso tener un hijo dedicado, como yo, al arte, y él además dedicado exclusivamente a esto. Yo siempre he tenido ese trabajo paralelo, la docencia, y lo que está haciendo él me parece heroico”, afirma el escultor navarro.