“Me da rabia y coraje que ‘B&B’ no se haya emitido hasta ahora”
Es un actor que seduce con la palabra y la mirada, sea cual sea el papel que represente. Protagoniza ‘B&B’, la serie que Telecinco emite los miércoles y que ha estado ‘aparcada’ un año
bilbao- No se corta a la hora de quejarse por la demora en emitirse B&B, una serie que tuvo éxito en la primera entrega y que ahora sufre el lastre de haber estado en la nevera de Telecinco. Mañana, Gonzalo de Castro comenzará un nuevo proyecto televisivo en la segunda temporada de Bajo sospecha. Es un hombre inquieto, que no para, y al que no le gusta poner puertas al campo; quizá por eso se arriesga a formar una compañía de teatro y llevar al escenario una obra del nobel de Literatura Pinter, Invernadero. Ha estado en Bilbao, en el Teatro Arriaga, con tres funciones que han convencido al público.
Por fin, ‘B&B’.
-Hace un año se acabó de grabar esa serie. Lo voy a decir: es un perjuicio enorme que tarde tanto en llegar la emisión.
¿Qué pasó?
-Nadie lo sabe exactamente, la echaron a dormir y con eso la han perjudicado seriamente. Después de un año, la serie deja de interesar; hemos perdido mucha audiencia. Que no se haya emitido hasta ahora me da mucha rabia y coraje.
Se le ve enfadado.
-No exactamente, y no por mí. Me da mucha rabia sobre todo por la gente joven, por los compañeros jóvenes que empiezan, que tienen que exhibir y ver su trabajo; esto es un perjuicio enorme para ellos, pero la serie se está emitiendo por fin.
No le va tan mal en audiencia.
-Francamente, no sé los resultados exactos que está teniendo de audiencia, vivo muy alejado, estoy en otro proyecto de televisión y contento, muy contento, con el teatro.
¿Cree que el teatro es más serio que la televisión?
-Es una maravilla. Es muy serio, te exige un compromiso y, sobre todo, forma parte de un universo que no tiene nada que ver con un mando a distancia.
El teatro es exigente con el actor, pero también con el espectador.
-Para empezar, no estás sentado en tu casa, aprietas un botón y sale el espectáculo. No. El teatro tiene que ver con la molestia de ponerte una chaqueta, salir de casa e ir al teatro, a una liturgia maravillosa que ocurre todas las tardes en cientos y miles de teatros del mundo. La gente decide pasar una tarde con los actores, y a mí eso me parece una maravilla.
‘Invernadero’ es una función con éxito.
-No ha estado nada mal, ha ido muy bien en los días que ha estado en el Teatro Arriaga de Bilbao, y hasta marzo estará funcionando por otros teatros, iré por las ciudades y pueblos que nos han contratado hasta que llegue a su fin.
Tiene que ser una maravilla que el texto de esta obra sea una adaptación de Eduardo Mendoza.
-El texto de Pinter adaptado por Mendoza tiene elasticidad, textura y una temperatura muy elevada. Mario Gas, que es muy amigo de Eduardo Mendoza, nos dijo que había dicho que sí al proyecto y cuando nos entregó el texto, cuatro meses después, nos dimos cuenta de todo lo que había detrás de la obra de Pinter. Es una aventura maravillosa; empezamos y veo que el tiempo pasa muy rápido.
Es una producción propia y en la que usted participa, ¿no?
-Sí. Es fundamental que nosotros, los actores y los directores, también nos impliquemos. Nos hemos liado la manta a la cabeza y estoy muy contento porque nos ha salido muy bien. Tenemos una gira con catorce personas viajando, con los compañeros cobrando sus sueldos.
¿Se ha acabado la crisis?
-No, eso es una mierda como una casa. Eso que dicen que la crisis se ha acabado es una mentira enorme y una pantomima terrorífica muy grande. Pero los que somos de este oficio y lo tenemos incorporado en el ADN queremos trabajar y queremos hacer cosas interesantes.
¿Le gusta el teatro que se está haciendo?
-Hay cosas muy interesantes, pero hay otras cosas que son grandes chistes alargados enormemente.
¿Es teatro?
-Esa es la pregunta. Hace dos años, me llamó Mario (Gas) y me dijo: Gonzalo, hay un Pinter que no se ha hecho, es Invernadero y es brutal, tiene que ver con lo que está aconteciendo en este universo nuestro y esto hay que montarlo.
Y se hicieron ustedes productores, lo que significa realizar inversiones.
-Había que meter dinero, evidentemente. Dinero no te da nadie por mucho que seas Mario Gas, Tristán Ulloa?
O Gonzalo de Castro.
-También, a mí tampoco me da dinero nadie. Pusimos lo que podíamos cada uno y estamos disfrutándolo bien. Ver el Teatro Arriaga lleno es una maravilla. Hemos hecho como cuando éramos pequeños y decíamos: ¿cuánto tienes tú? ¿Y tú? Nos compramos caramelos. Ahora, estamos saboreando bien el caramelo. Tenemos una singladura de unos meses por delante.
¿Una obra difícil de vender?
-Como todo en estos momentos. Es cierto que teníamos una gira muy cerrada y se han quedado en el camino algunos bolos. Con las nuevas elecciones hay una consigna de que lo social es lo que manda y muchos ayuntamientos han decidido que ya no es interesante el teatro, aunque no sé con qué criterios.
¿Da de comer el teatro?
-El teatro da de desayunar a mucha gente; a nosotros nos está dando de comer dignamente, pero no da para vivir de actor. Quizá si eres empresario y te dedicas a exprimir a la gente como gallinas para caldo, sí, y los hay que hacen eso. El teatro da para desayunar y, eso sí, a veces un buen desayuno para que aguantes todo el día.
¿Con zumo natural de naranja?
-Ja, ja, ja? En ocasiones, no siempre. Ahora mismo, la situación no es más boyante de lo que era hace unos años. Está surgiendo un nuevo momento con gente que nos ponemos en marcha. Hay que decir que en todos los medios los actores estamos recibiendo ofertas con sueldos del año 92 o 93 y la media dieta ha vuelto a ronronear; la gente está trabajando por cuatro duros.
No solo en teatro o televisión, en la mayoría de las profesiones.
-Ha habido una merma natural y una merma universal en todo. Lo que me jode es que se instala y a la gente ya no le molesta, estamos en esas. Nuestra aventura es: ponemos cada uno un dinero, sacamos adelante los bolos y la compañía, y damos un sueldo más que digno a nuestros compañeros.
¿Va a ganar usted dinero?
-Ya no se trata de haber ganado dinero. También es importante, pero se trata de haber generado trabajo para los demás y trabajo para uno mismo; hemos estado girando un año y esto va a morir en marzo.
¿Harán cuentas en marzo?
-Sí, claro. El Teatro del Invernadero, ese es nuestro nombre, no habrá ganado dinero, pero es una felicidad estar un año girando con tus compañeros.