Donostia - Dos extras vestidos de policías nacionales -uno de ellos con la gorra del revés- se deshacen del papel de aluminio que envuelve sus bocadillos. La plaza Lasala es un ir y venir de actores, figurantes, carpinteros y técnicos que aprovechan la visita de la prensa al rodaje de Lasa y Zabala para avituallarse, tomarse un descanso o fumar un cigarrillo. Llevan varios días de filmación en el interior de la antigua delegación de Educación del Gobierno vasco, un edificio que hoy es de propiedad municipal y que el equipo de dirección artística ha convertido en la sala de la Audiencia Nacional que acogió el juicio por el secuestro, asesinato y torturas de los dos miembros de ETA a manos de los GAL.

El director Pablo Malo, el productor Joxe Portela y los actores Unax Ugalde y Francesc Orella -el abogado de las familias de las víctimas y el general Galindo, respectivamente- comparecieron ayer en la reproducción del estrado reservado a jueces y abogados, mientras los periodistas tomaron asiento en las sillas reservadas a los acusados y el público. No faltaban detalles como el martillo del magistrado -que interpreta Aitor Mazo-, la bandera española o el retrato de Juan Carlos I.

Tras siete semanas de trabajo, el responsable de Frío sol de invierno (2004) y La sombra de nadie (2006) se confesó "satisfecho" y "aliviado" por el resultado de su tercer largometraje, cuyo rodaje ha sido "complicado" tanto por la cantidad de actores -aproximadamente medio centenar- y localizaciones como por las "dificultades meteorológicas".

Pese a los contratiempos sufridos, el director aseguró que ha logrado mejorar una película que ha sido "más compleja" que la que tenía en mente. La definió como un trabajo "variado" y trufado de flashbacks que sitúan la acción en diferentes momentos entre 1983 y 2000.

"No aburrir me obsesiona", declaró el realizador para explicar que el guionista, Joanes Urkixo, tuviera que dejar fuera del libreto varias historias para que la acción fluyera mejor. "Me siento aliviado porque hemos conseguido un entretenido thriller político a partir de una historia tan desagradable, violenta y trágica como esta", aseveró.

Preguntado por si teme algún tipo de boicot por el tema del filme, Malo respondió que "vivimos en un país con tendencia a escandalizarse por todo". "Lo que ocurrió fue una absoluta barbaridad que no deja margen a interpretaciones", señaló antes de mostrarse dispuesto a "escuchar cualquier comentario" siempre que venga desde "el respeto o la argumentación".- Juan G. Andrés