El enigma pendiente
Seis años después, a la espera de resolverse en los tribunales, la polémica sobre los hallazgos encontrados en Iruña-Veleia ha entrado en un punto muerto
LO más granado de las autoridades universitarias españolas en materia de Lingüística, Arqueología, Química, Filología e Historia Antigua concluyeron en 2008 que los impresionantes hallazgos de Iruña-Veleia eran falsos. Las inscripciones en euskera datadas siete siglos antes del Izioqui dugu-guec ajutu ez dugu, la primera frase en lengua vasca de la que se tiene noticia y que figura en las glosas emilianenses; los jeroglíficos egipcios hallados a 4.000 kilómetros de El Cairo; y el calvario dibujado con trazo infantil apenas un siglo después de la muerte de Cristo fueron rayados sobre trozos de auténtica cerámica romana en el siglo XXI, según los estudiosos.
El equipo de arqueólogos de Lurmen, dirigido por Eliseo Gil e Idoia Filloy, fue inmediatamente defenestrado y el caso pasó de la Universidad a los tribunales. Sin embargo, en este tiempo han surgido voces que cuestionan que se haya eliminado de un plumazo, a su juicio, la posibilidad de que todas las ostracas -los trozos de cerámica- con inscripciones, o al menos algunas de ellas, puedan ser auténticas.
Las pruebas de la falsedad y sus refutaciones son tantas que al final no hacen sino crear confusión, y por ello se han recogido la opinión de tres expertos, una latinista que insiste en la falsedad de las ostracas, un especialista en euskera que aboga por la autenticidad, y un catedrático especializado en Cristianismo antiguo consultado sin conocer previamente su opinión sobre el asunto.
tres voces Isabel Velázquez, catedrática de Filología Latina de la Universidad Complutense de Madrid y directora del Archivo Epigráfico de Hispania, que formó parte del comité de expertos independientes reclutado por la Diputación para analizar los hallazgos, insiste en rechazar la autenticidad de las ostracas. Velázquez, quien resalta la "honestidad" de la anterior diputada de Cultura, Lorena López de Lacalle, a la hora de buscar conclusiones "asépticas y científicas" sobre las piezas, se ratifica en lo que dijo en su momento. "Al menos los grafitos latinos, que son los que yo examiné y para cuyo análisis soy competente, son falsos sin ningún género de dudas", señala Velázquez, que sin embargo advierte que "el yacimiento es espectacular", y por ello pidió en su día a las autoridades que siguieran excavando.
La experta en latín, que insiste en que su opinión es en cierto modo "de parte" por haber participado en la comisión investigadora, solo se posicionó sobre aquellos grafitos sobre los que cabía un juicio crítico, y así eludió valorar aquellas piezas en las que hubiera letras sueltas sin más contexto que permitiera catalogarlas como falsas o verdaderas.
El hallazgo de Veleia no solo es revolucionario, de ser auténtico, en los campos del latín y la historia del Cristianismo, también lo es en el del euskera. Tras un entusiasmo inicial y un fiasco posterior, en los últimos tiempos se ha vuelto a retomar la teoría de la autenticidad, que incluso defendió el propio Txillardegi.
Juan Martín Elexpuru es uno de los estudiosos que cree que las ostracas en euskera son legítimas. "No es cierto que sea euskera batua, como se ha dicho para demostrar la imposibilidad, que coincidan algunas palabras es normal porque se trata de un vocabulario bastante básico, y hay además quince o veinte palabras que nadie sabe lo que significan", explica.
Según Elexpuru, la teoría de la falsedad ha progresado en una especie de "efecto dominó" tras el rechazo tajante del profesor de la UPV Joseba Lakarra.
Entrando a lo concreto, Elexpuru afirma que la k se utilizaba en latín para palabras extranjeras, así como la z, para designar, por ejemplo, a Zeus. En cuanto al uso del artículo, -buru, cabeza, burua, la cabeza-, juzgado imposible en euskera antiguo, Elexpuru afirma que en la zona de Trespuentes, junto al yacimiento, se ha hallado un Iluna (ilun, atardecer, iluna, el atardecer).
ergativo En cuanto al ergativo ausente en Iruña, esa k que lleva el sujeto cuando hay verbo transitivo y que es una falta común entre quienes se acaban de sumergir en el euskera, Elexpuru también tiene su explicación. "En Veleia aparece un aita arraina arrapa -el padre atrapa un pez- sin ergativo y dicen que es imposible, pero hoy en día quienes no tienen mucho nivel o son euskaldunberris no dicen en muchas ocasiones el ergativo. Es lo más normal del mundo en un euskera informal de gente no demasiado formada, de gente bilingüe", señala.
Hay palabras como polita que se creen imposibles porque la cogió el euskera del gascón, "pero politus era una palabra corriente en latín, que significaba pulido, parecido a polita". En cuanto a urdin -azul-, que apareció en una tabla de colores, era imposible porque no significaba azul, pero "nadie dice que quien lo escribió se refiriera al azul", justifica.
Por contra, defiende la falsedad de las piezas Antonio Piñero, catedrático de Filología Griega de la Complutense, especializado en lengua y literatura del Cristianismo primitivo y habitual divulgador en los medios de comunicación que, al contrario que Velázquez, no ha tomado parte en las investigaciones encargadas por la Diputación.
Sobre el calvario hallado en Iruña-Veleia, Piñero no tiene duda de que en la pieza cerámica pone RIP, y explica que "la representación de la cruz como símbolo del Cristianismo no se utiliza hasta el siglo V; aparece alguna cruz rara en las catacumbas en el siglo I, pero no la representación del difunto, siempre aparecía el Jesús resucitado".
Piñero ha hallado en las piezas que ha examinado leyendas "mal transcritas, con gran descuido, por parte de gente que no ha tenido la precaución de saber cómo se escribía entonces".
Una cuestión en particular le llamó la atención a Antonio Piñero, las "rayitas" sobre la cruz que, en su opinión, son como "las que se ponen cuando en los dibujos animados sale un señor corriendo, me pareció ridículo". Según el experto, "si alguien hubiera querido poner una representación del siglo II habría puesto el pez y la inscripción ICHTHYS, es decir, Iesous Christos, Theou Yios Soter; Jesús Cristo hijo de Dios Salvador".
Piñero, aunque no aventura posibles autorías de las presuntas falsificaciones, sí constata un hecho. "Ahora una persona se puede licenciar en Historia Antigua en España sin saber una palabra de latín y griego, es así, es verdaderamente increíble. El arqueólogo está en un nivel más bajo en cuanto a lenguas que un historiador, y si ya el historiador no sabe ni latín ni griego...", afirma.