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La NBA entre los dedos

La NBA entre los dedos

QUIENES no aprecien o desconozcan la mecánica de la NBA quizá tengan noticia de Anthony Mason (1966) por su aparición en el videoclip del rapero Diamond D Best Kept Secret, realizando un mate en un play-ground de Nueva York pero su trayectoria fue muy sólida en las canchas. Con ustedes (léase con redoble de tambores?) el mejor sexto hombre de la NBA en 1995 y All Star en 2001. En la antesala de su acceso a la NBA sonó el teléfono de Anthony. Una llamada del País Vasco. ¿De dónde? El Caja Bilbao estaba interesado en contratarle. Pasen. Pasen y lean.

A mediados de los años ochenta del pasado siglo, Caja Bilbao, de la mano de la dupla Kopicki-Lockhart y con José Antonio Figueroa en el banquillo, era una de las guindillas de las canchas de la entonces Liga ACB. Ya con Chus Codina a los mandos, en el verano de 1990 la tesorería de Caja Bilbao no podía llegar a lo exigido por jugadores de mucho calibre. Al final, los vascos se tuvieron que conformar con Kevin Holmes, un poste de 2.03 de estatura que venía de completar un buen año en la modesta liga belga.

A pesar de los decentes números de Kevin Holmes (18 puntos y 9 rebotes de media), los bilbainos adolecían de dureza y centímetros en la zona. Se acercaban las fechas navideñas y la dirección deportiva buscó soluciones. Fue entonces cuando se puso a tiro Anthony Mason, un roqueño jugador de 24 años y tan solo 2.02 de estatura pero de enorme potencia y un carácter incorregible. Un informe de George Karl a su favor impulsó a la dirección deportiva de Caja Bilbao para que le fichasen por lo que restaba de temporada. Unas breves palabras y ¡zas!, ya estaba hecho.

Con Anthony en el aeropuerto de Nueva York, los billetes en la mano y a punto de embarcar hacia Europa, una llamada lo cambiaría todo. Surrealismo puro. La entidad patrocinadora del club había preparado de cara a la campaña navideña una serie de calendarios-medidores a tamaño natural que tenían como imagen a Kevin Holmes. Por este motivo, no consideraba oportuno cambiar al jugador. Mason se quedó en tierra y se frustró su fichaje por el equipo vasco. Un año después fichó por los Knicks. A partir de ahí, llegaría la final ante los Rockets de 1994, el título de mejor sexto hombre de 1995, su inclusión en el tercer mejor quinteto ideal de la temporada en 1997 o el All Star de 2001. Toda una celebridad NBA que unos calendarios evitaron que pudiera ser disfrutada en La Casilla.