EN el lugar que ocupaba Euskalduna fue inaugurado ayer hace justo 25 años otro astillero. Uno que arma y fleta eventos, ópera, conciertos, obras de teatro y todo tipo de embarcaciones similares. A sus mandos se encuentra una Nerea Lupardo que manifestó ayer orgullo por el personal que ha participado en esa labor de ribera que ha sacado del dique seco cientos de actos. Entre ellos, por ejemplo, casi 8.000 obras de teatro.

“Aquél 19 de febrero de 1999 no se derramó el cava, lo que parecía un presagio de mala suerte; pero ha sucedido todo lo contrario”, señaló la directora general durante su intervención. “Sois un grupo de personas con mayúsculas”, añadió en referencia al personal. “Sois y habéis sido profesionales y compañeros y habéis llevado al Euskalduna a convertirse en una referencia, sois un gran equipo”, añadió Lupardo, que quiso enviar “un recuerdo entrañable a todas aquellas personas que no nos han podio acompañar”.

Asistieron a la celebración sus antecesores al timón del palacio de congresos, Jon Ortuzar, y el actual director general de EITB, Andoni Aldekoa.

Animó el evento, con el ingenio y sentido del humor que le caracterizan, la actriz Gurutze Beitia. Entre chanzas, Beitia enumeró parte de los abundantes galardones y certificados que ha obtenido la instalación desde su inauguración y citó alguno de los hitos de este cuarto de siglo. Por ejemplo, el complicado logro de habilitar una pista de hielo para ofrecer un espectacular ballet de patinaje; o la locura de albergar durante la mañana una concurrida asamblea general de accionistas y, durante la tarde, un concierto con orquesta sinfónica. Se precisa capacidad, talento y esfuerzo para lograrlo.

Hubo una proyección de fotos de hitos de estos 25 años. En una de ellas se veía el palacio rodeado de fuegos artificiales. “Esa es del décimo aniversario, la armamos buena, hasta pusimos un remolcador en la ría y todo”, susurró Jon Ortuzar a la persona que tenía al lado.

Amenizó el cóctel con estándares de jazz la orquesta bilbaina Sacratif Clasical.

Acudieron a la convocatoria en torno a 150 personas. Entre ellas, jefes técnicos de distintos periodos, como Carlos Ortiz de Zárate, Manu Legarreta o Martín Sagasti. Y técnicos como el jefe de escenario, Ricardo Cerezo, o Joseba Ariño, Jon Mesperuza, Gaizka Ibarluzea, Gaztelu, Joseba Makaya, Iñaki Garmendia y Martín Sagasti.

No faltaron Eneko Candina, Janire Angoitia, Rubén Moya, Sara Campos, Arrate Ruiz, José Luis Yagüe, Ramón Castelo, Jon Astorkiza, Itziar Matas, Izaskun Ardanaz, Haizea Díez o Iñigo Bardisa.

Corearon el zorionak zuri Koldo Aranceta, Adelina Bécares, Antolín Muñoz, Marian Zulueta, Gotzone Álvarez, Soraya Berdugo, Begoña Landeta, Mertxe Sagardui, Marzena Zalkovicz, José Ramón Urrutia, Manu Garrido, Lourdes Macías, Nekane García, Gerardo Jiménez, Mikel Díez, Ainhoa Aldaiturriaga, Javi Álvarez, Eneko San Martín, Ari-tza Ramírez, Eduardo Alba, Josu Palacios, Celia Larrañaga, Kicham Zhakari, Unai Arkaute, Pedro Curbelo, Noelia González, Fatima Korche, Olga Górgolas, Ainara Gaztelu o María Luisa Morales.

El cóctel mezcló tramoyistas con personal de limpieza, directivas con la gente de sonido, camareros con técnicos de iluminación. En los corros se recordaron las decenas de anécdotas que forman parte de la cultura colectiva del astillero de la ópera, la música y los congresos.

Subrayó Nerea Lupardo que Euskalduna Bilbao es una factoría que bota mercantes que traen riqueza a Bilbao y que tiene su impacto en el PIB de Bizkaia.

Ya no se ven manos callosas, buzos de azul de Bergara y cascos ennegrecidos salir a la calle cuando suena la sirena de Euskalduna. Hace 25 años que solo se bautizan barcos inmateriales en sus muelles. Pero se trata de naves que llevan el nombre de Bilbao por los mares de la cultura.