Acostumbrado a explorar sus límites, pocos son los retos que le quedan por superar a Julen Urdaibai. Ultrafondista que suele sumar "un punto aventurero" a su actividad deportiva, el bermeano vuelve al frío, a la Ice Ultra 2021 que el pasado año no pudo celebrarse por el coronavirusA un frío que puede alcanzar hasta 40 grados bajo cero para recorrer hasta 230 kilómetros del 9 al 15 de febrero en cinco etapas en la Laponia sueca, bajo las duras condiciones climatológicas del Ártico. Tundra, un lago helado o las montañas nevadas serán el escenario sobre el que explorará sus límites otras vez más. Será, seguro, el único competidor vasco -e incluso estatal- en una prueba a la que acude tras más de cinco meses de duro entrenamiento, que incluso le han llevado a correr sobre la arena de Txatxarramendi, en Sukarrieta, a pesar de que "más de uno pensaba que estaba loco o que me faltaba algún tornillo".

"Quería salir de mi zona de confort", asegura el atleta, que próximo a cumplir 48 años acumula un largo recorrido en pruebas de ultrafondo alrededor el mundo, y en algunos de los puntos más impactantes del globo como el Kalahari, los Alpes, el Amazonas, el Sahara... "Me gusta que las pruebas en las que compito tengan también su punto de aventura. Que el escenario donde se corren sean lugares espectaculares", desgrana sobre su actividad. Y es que este profesor de educación física de la ikastola San Fidel de Gernika-Lumo ha apostado por dejar de lado el calor, "donde me desenvuelvo mejor", por apostar por calzarse unas raquetas. "De verdad que cambia todo, hasta la manera de correr". Hace unos cuantos años que no corre sobre terrenos helados -desde 2012, concretamente-, tal y como hizo en la Antártida "hace ya algunos años". Lo hizo para homenajear a los arrantzales fallecidos en la galerna de 1912. Y, por supuesto, a su apuesta suma la autosuficiencia. Es decir, que debe llevar sobre sus hombros, en una mochila, todo lo que necesita para su día a día, desde la ropa a la alimentación, del equipamiento a cualquier material sanitario. "Lo único que nos permite la organización es transportarnos el saco de dormir, que nos lo traslada a los sitios donde dormiremos", subraya.

Urdaibai lleva desde 2008 participando -y con positivos resultados- en pruebas de ultrafondo alrededor del mundo. Experiencia acumula, si bien "cada prueba es diferente. Siempre digo, y es la realidad, que un pequeño detalle puede dejarte fuera de juego". Una ampolla puede tirar por la borda meses de trabajo. "Siempre pienso que voy a terminar en un lugar de arriba, pero la propia carrera te pone en tu lugar con el paso de los días", sostiene. Urdaibai no es un hombre de grandes ambiciones, pero sí de los que se marcan altos objetivos. "Iré como siempre, a lo mío. Hay que tener en cuenta que empezamos con 60 kilómetros, otros 44 el segundo día, 42 el tercero y 64 al cuarto para terminar con otros 15 el quinto día", relata. "Eso, además, en un entorno tan hostil y con tanta exposición al frío", remata con franqueza. Además, una de las noches dormirán en una tienda de campaña sami y sobre pieles de reno. "Esa noche vamos a pasar frío, frío de verdad", agrega.

Urdaibai ha entrenado en las inmediaciones de su comarca durante las últimas 22 semanas, "de forma más específica"; pero tampoco para cuando se encuentra de descanso. En esta ocasión no se ha entrenado en ninguna planta congeladora, como lo hizo antaño, pero pocos son los detalles que escapan de su control. "Ten en cuenta que un fallo en una simple sujeción de las raquetas puede hacer que no termines la prueba", señala. Otro de los handicaps que ha debido de superar es "la incertidumbre" generada por la pandemia del coronavirus, que podía fácilmente tumbar todo el tiempo invertido en el entrenamiento. De hecho, sigue rezando para que nada se tuerza. "No sabes si al final todo el esfuerzo realizado va a tener su premio, pero estaré en la línea de salida y con eso es suficiente".

De nuevo al frío, a temperaturas que alcanzarán los 40 grados bajo cero, Urdaibai se apresta a vivir una nueva aventura en el Ártico. Lo suyo le cuesta plantarse en la línea de salida, superando incluso una pandemia. Ahora es su turno: correr una prueba de ultrafondo que se le plantea "con interrogantes, como siempre, pero después de haber entrenado todos los detalles". De hecho, antes de plantarse en Estocolmo ya piensa en su siguiente aventura.

"La incertidumbre por el coronavirus no ha sido la mejor forma de entrenar, pero estaré en la línea de salida y ya es bastante"

"Me enfrento a un frío extremo, a temperaturas de hasta 40 grados bajo cero y 230 kilómetros"

Corredor de ultrafondo.