El último médico titular municipal de Berhttps://www.deia.eus/hemendik/eskuinaldea/berango/ cuelga la bata después de 38 años de servicio. Casi cuatro décadas avalan la trayectoria profesional de Cosme Naveda, que se jubila después de toda una vida cuidando de la salud de los y las berangoztarras. En total, “38 años largos, en octubre haría 39”, al servicio de la localidad, según apunta, emocionado y agradecido por el acto de reconocimiento que le va a rendir el Ayuntamiento de Berango y la ciudadanía este domingo (12.30 horas) en el parque Moreaga.

Desde que sus pacientes conocieron que ponía fin a su labor profesional ha recibido numerosas “muestras de cariño y afecto”. Incluso, algunos de ellos, han pedido cita “simplemente para despedirse, es algo que me llega al corazón”, afirma. No es para menos, por su consulta han pasado tres generaciones de berangoztarras y “en algunos casos hasta cuatro”, matiza. Precisamente, el trato cercano con los vecinos es una de las cosas que más le llena. “Conoces a las personas y su entorno familiar, hay una cercanía y eso es muy positivo”, reconoce. Su prolongada estancia en el puesto también le ha permitido ser una persona muy querida. “A la gente no le gusta que le cambien el médico cada dos por tres. Estamos hablando de atención primaria y en eso yo he tenido suerte de poder estar tanto tiempo aquí”, sostiene.

Antes de la emotiva cita del domingo, el doctor Naveda, que también es presidente del colegio de médicos de Bizkaia, repasa sus cuatro décadas en Berango. “Llegué en 1983, con 29 años. Antes había estado en Alonsotegi, por lo que tenía algo de experiencia. Sin embargo, en aquella época nuestro jefe era el alcalde del pueblo, casualmente el padre de la actual alcaldesa, José Antonio Landa”, rememora. Por entonces pertenecía al Cuerpo de Médicos Titulares. “Éramos el jefe local de Sanidad”, apunta. Por eso lo primero que hizo al llegar fue presentarse al alcalde. Eran otros tiempos y además de la atención sanitaria a los pacientes desempeñaban otras funciones. “Llevábamos la gestión de la salud municipal, hacíamos inspecciones en locales de hostelería, reconocimiento de quintos, salud escolar, forenses, etc.”, detalla. Asimismo, su puesto de trabajo estaba ubicado en la casa de salud, donde se ubica actualmente el hogar del jubilado. Después pasó al nuevo ambulatorio.

Mientras echa la vista atrás, reconoce su suerte. “No me ha costado ningún día ir a trabajar, es más, me gustaba”, confiesa, al tiempo que indica que también le ha tocado “meter muchas horas”. Hombre activo, entre sus principales aficiones está la lectura, pasión que espera cultivar más a partir de ahora. También cambiará la bata por la chupa de cuero. “Me gusta salir a rodar con la moto. De hecho, tengo un grupo de amigos médicos moteros. Muchos de ellos estaban ya jubilados y me estaban esperando”, bromea. Sin duda, se ha ganado el derecho a disfrutar de la libertad sobre su Triumph.