Berango - Sacos terreros, cañones, ametralladoras, morteros? Berango vivió ayer durante unas horas en estado de guerra. La localidad se trasladó hasta junio de 1937 gracias a una cuidada recreación que representó fielmente cómo era la vida en la retaguardia durante el conflicto bélico. Un evento organizado por el Museo Memorial del Cinturón de Hierro con motivo de su séptimo aniversario e impulsado por el Ayuntamiento de Berango, en colaboración con los grupos de recreación Frentes de Euzkadi y Lubakikoak.

Con un espíritu didáctico y divulgativo, los integrantes de Lubakikoak se metieron en la piel de la Policía vasca. “Lubakikoak se fundó en 2014 por un grupo de amigos con una inquietud en común: la investigación y la recreación histórica de la Guerra Civil Española”, explicó Plácido Ugarte, integrante de la asociación. “Acudimos a recreaciones en diferentes puntos del Estado”, agregó. Conformada por 17 socios, cuenta con integrantes vizcainos, guipuzcoanos, alaveses y navarros. Así, ataviados con pantalón mil rayas, camisa beis, los diferentes emblemas y la txapela, les encomendaron la misión de establecer un puesto de carretera de la Ertzaña. “Su tarea era controlar tanto el tráfico como las evacuaciones. Tenían todo el material de oficina necesario para dirigir el tránsito de vehículos y personas, y también una radio para comunicarse con otras zonas de retaguardia”, explicó Aitor Miñambres, director del museo y maestro de ceremonias. “Llevan fusiles porque tienen que estar preparados para entrar en combate o ir al frente. Son una Policía civil, pero también tiene carácter militar”, agregó Miñambres. “En fotografías de época se les puede ver acompañando a los niños a los barcos rumbo al exilio como, por ejemplo, en el caso del barco Habana”, apuntó. Tampoco faltó un oficial de la Policía motorizada. “Hacían labores de enlace entre la retaguardia y el frente llevando mensajes”, apuntó.

Pero, además de eso, cuando el 12 de junio de 1937 las tropas franquistas rompieron el Cinturón de Hierro y tomaron Larrabetzu, Berango recibió heridos y evacuados que atravesaban el municipio hacia Getxo y Santurzi o incluso padecieron los bombardeos a la fábrica de armas, situada donde está el actual Eroski. Por este motivo, la recreación contó también con un hospital de campaña. “La sanidad militar en Euskadi dependía de la consejería de Defensa. A ella estaban adscritos todos los médicos y enfermeras. Normalmente la actuación principal era extraer balas. Uno de cada diez soldados moría en el frente y tres de cada diez eran heridos”, apuntó.

En el evento también participó la asociación Frentes de Euzkadi, que reconstruyó un puesto de artillería de gudaris, el citado hospital de campaña y un puesto de asistencia social. Éste último departamento se encargó de evacuar a los 30.000 niños que huyeron al exilio a Francia, Gran Bretaña o la Unión Soviética. Frentes de Euzkadi estudia, recrea y divulga los aspectos militares de las unidades que combatieron en la Guerra Civil en Euzkadi. Fundada de manera oficial en 2015, la mayoría se sus socios son coleccionistas de la Guerra Civil, historiadores, investigadores o colaboradores de la memoria histórica”, expuso su presidente Ritxi Zarate.

Diferentes aficiones, pero unidos por una misma pasión: la recreación histórica. “Es una herramienta didáctica para enseñar a través de la materialidad”, indicó. Por eso habitualmente realizan exposiciones, acuden a homenajes a gudaris o realizan museos vivientes. Entre sus tesoros de época destacan “desde una peseta del gobierno de Euzkadi hasta una ambulancia Chevrolet de 1937”. Una auténtica joya que ayer se pudo disfrutar en Berango y junto a la que se inmortalizaron cientos de personas que disfrutaron conociendo la historia a través de un museo viviente.