Aunque advierte de que ser cofrade es mucho más que salir en procesión, el responsable de las cofradías de Bilbao, Javier Diago, no puede ocultar la ilusión y las ganas con las que los cofrades regresan este año a la calle para exhibir sus pasos, toda una tradición en la Semana Santa bilbaina.

Dos años después, las procesiones vuelven a las calles de Bilbao.

- Estamos con mucha ilusión. Tenemos muchas ganas aunque, al ser asociaciones de penitencia, estábamos acostumbrados a que, si no se sale por ejemplo por la lluvia, no se sale. Pero lo echábamos de menos.

¿Cómo se han vivido estas dos Semanas Santas sin procesiones?

- Se han hecho actos oracionales o vía crucis, el primer año on line y el pasado de forma presencial en los templos guardando las distancias, aunque no se pudiera procesionar.

¿Qué le falta a un cofrade en una Semana Santa sin procesiones?

- La visibilidad en la calle. Las cofradías son muchísimo más que ese momento de manifestación externa; son instituciones de caridad, que ayudan a personas de dentro y de fuera de la cofradía, fomentan el espíritu de hermandad... La vuelta de las procesiones la hemos notado no solo los cofrades, sino también toda la gente y la hostelería: vuelven los pinchos cofrades, los potajes, la ruta del pincho nazareno... Toda la ciudad empieza de nuevo a girar alrededor de una tradición que lleva en Bilbao desde antes de 1554.

Una tradición que va más allá de las propias cofradías.

- Así es. La procesiones sacan a la calle todo ese arte escultórico que hay en los pasos de Bilbao: en dos días se puede contar toda la historia de la Pasión, algo que no ocurre en muchas ciudades, incluso en otras ciudades con más tradición de procesiones.

¿Cómo han notado que se ha recibido en la calle este regreso?

- Es una campanada de que estamos en el camino de la normalidad y muchas personas nos han transmitido la alegría que les da volver a ver a las cofradías procesionar.

¿Se ha dado gente de baja?

- No. De hecho, hay personas que estuvieron a punto de salir por primera vez en procesión hace dos años, no pudieron hacerlo y ahora están con muchísima ilusión. Hay grupo de riesgo, o de personas que cuidan a grupos de riesgo, que no saldrán este año y cuya vuelta será gradual. Este es un primer paso y el próximo año, si Dios quiere, estaremos en perfecta forma.

¿Se mantienen las mismas procesiones? ¿Habrá alguna novedad?

- Se mantiene el mismo número de procesiones y tenemos nuevas imágenes, algunas de ellas espectaculares, del sevillano Jesús Cepeda. Son cuatro imágenes del Paso del Gólgota, que saldrá el Viernes Santo por la tarde: la Magdalena, José de Arimatea y dos soldados romanos que saldrán con el Cristo de la Salud. Pero sobre todo, del mismo autor, saldrá el Domingo de Resurrección otra imagen preciosa. En esta procesión los cofrades solíamos salir vestidos de calle pero este año lo vamos a hacer con hábito y capirote, y habrá dos pasos más: la Magdalena, de la Cofradía del Nazareno, y Nuestra Señora de la Soledad, de la Vera Cruz, una de las más antiguas de la Semana Santa bilbaina, de 1653. La idea es que cada año salga la imagen de una Virgen de cada cofradía.

Imagino que se adoptarán todas las precauciones sanitarias.

- Sí. A pesar de que los cofrades vamos con antifaz, habrá gente que llevará mascarilla por debajo. Por motivos de seguridad, además, casi todas las cofradías hemos optado por llevar los pasos con ruedas y no a hombros, porque esto último nos obliga a ir más pegados durante tres horas. Nos ha parecido poco prudente; hemos estado dos años sin procesiones así que por que este año sean un poco distintas no pasa nada. La cofradía de Begoña sí sacará mañana -por hoy domingo- a hombros el paso de Nuestra Señora de La Caridad, pero lo va a hacer sobre las parigüelas más ligeras, de tal manera que los 12 cofrades que lo lleven pueden estar a una distancia de un metro.

Ahora solo falta cruzar los dedos para que no llueva.

- Pues sí, porque también es algo clásico en Bilbao. Incluso si llueve, lo importante es que la Semana Santa procesional vuelve a estar en la calle. Y eso, por motivos religiosos, históricos y sociales es una noticia estupenda.