- Por segundo año consecutivo, el último domingo de agosto no se ha podido decir agur a Marijaia. Y es algo que, inevitablemente, se nota, en el ambiente, pero la situación epidemiológica obliga a tomar decisiones en pro de la salud de los ciudadanos. “Con las fiestas las calles estarían repletas de gente, se echa de menos el ambiente de antaño”, dijo Andressa Teixeira, una brasileña que estaba paseando junto a su pareja por El Arenal bilbaino y ha tenido la oportunidad de disfrutar en múltiples ocasiones de la Aste Nagusia, ya que está afincada en Portugalete desde hace años. No obstante, su pareja, Bruno Tedeschi, tenía los pies en el suelo: “Hay que pensar que en otros países están pasando un momento muy difícil, y en ese aspecto aquí el Ayuntamiento de Bilbao ha mostrado una actitud consciente y se ha visto que todo ha estado controlado”.

El Ayuntamiento de Bilbao fue estricto desde un primer momento, y para evitar aglomeraciones admitió cinco actos a las comparsas. En líneas generales, los resultados han sido positivos, ya que la tranquilidad ha reinado en Bilbao a lo largo de la semana.

Dentro de esa tranquilidad que ha sido la protagonista de los últimos días, el buen tiempo ha invitado a ir de terrazas, y la gente no ha perdido su oportunidad en ese sentido. “Por el Casco Viejo se ve demasiada gente y las terrazas están hasta arriba, pero hay que tratar de cumplir las normas y que no haya demasiado jaleo”, dijo Álvaro Matauko, vecino que estaba volviendo a casa tranquilamente después de comer en un restaurante. Matauko se colocó el pañuelo de fiestas aunque este año tampoco se han podido celebrar. “A mí me gustaba la normalidad antigua, no la nueva”, confesó entre risas. Eso sí, el calor le está pasando factura ya a Matauko, y siguiendo en su misma línea humorística, reveló su próximo destino: “Dentro de cinco días voy a irme a Islandia de viaje, a ver si me refresco un poco”.

Las ganas de volver a vivir una Aste Nagusia como las de antaño es cada ve más palpable entre la gente, ya que 735 días sin Marijaia son muchos días: “Tengo ganas de perderme en las txosnas, de que se me queden los pies pegados, de estar codo con codo con gente desconocida y sudores de todo el mundo y que no me tenga que importar nada”, contaba ayer Amaia Calle, mientras estaba dando un paseo por las Siete Calles de Bilbao junto a una amiga.

La joven bilbaina no ocultó su malestar por las limitaciones que este año el Ayuntamiento de Bilbao ha marcado a algunos actos programados por las comparsas. “No entiendo por qué no han dejado que se celebre la carrera de piraguas; ¡ya me dirás que problema hay si voy yo sola en una piragua! Pero, por otro lado, sí han permitido conciertos y kalejiras en la que se han dado cita más personas. Me parece mucho más peligroso”, alegó.

Aunque las ganas de fiestas se notan en el ambiente, hay quien considera en estos momentos es prioritario la seguridad por encima de todo. Sin embargo, hay quien no respeta las restricciones y por lo tanto ponen en riesgo la salud de los ciudadanos. “Hay gente que no tiene dos dedos de frente; no sé en qué piensa la gente, lo primero es respetar a los demás”, apuntó Alvaro Matauko.

Casos recientes como los de Donostia y Gasteiz con las no fiestas se vienen a la cabeza rápidamente, pero lejos de las capitales no se pueden olvidar la paliza al joven de Amorebieta o la agresión sexual a una menor la última madrugada en Plentzia, entre muchos otros casos. Amaia Calle piensa que por mucho que la policía salga a la calle para controlar la situación, los comportamientos incívicos son “imposibles” de frenar. Lo cierto es que hay ganas de recuperar la normalidad de antes de la pandemia, ganas de volver a disfrutar de Aste Nagusia. Que se hayan hecho las cosas bien esta semana en Bilbao no quita que se puedan hacer todavía mejor.

“Hay gente que no tiene dos dedos de frente, lo primero de todo es respetar a los demás”

Bilbao

“Se echa de menos el ambiente de otros años, pero tampoco es el momento para eso”

Portugalete

“Hay que pensar que en otros sitios están pasando por momentos muy difíciles”

Portugalete