SI algo ha tenido siempre claro Ansel Delgado, desde que formó su familia monoparental, es que quería ser un padre presente. “Hay gente que dice: Bueno, no pasa nada, que se quede con la cuidadora o con tus padres, pero yo no puedo estar pidiendo a mis padres que cuiden a mi hijo constantemente. Además, he adoptado a Ekhi Hoa para estar con él. No quiero que lo eduquen solo otros, que esté todo el día en la escuela, a la tarde con una cuidadora y que lo tenga que meter ella en la cama, sin haber estado con su referente en todo el día”, explica este bilbaino, que reclama un cambio social sobre conciliación.

Padre de un niño de 11 años, Ansel afirma que “hay gente a la que le cuesta entender” lo que significa compatibilizar el trabajo con la crianza. “Yo puedo pedir reducción de jornada, pero te pegan un vapuleo al sueldo importante. Aunque pidiendo favores a mis compañeras y compañeros consigo trabajar de mañana, eso en el convenio se podría haber negociado de otra manera en función de las necesidades familiares”, propone y destaca las diferencias que hay entre países. “Una pareja de Bilbao que vivía en Suecia me contó que allí dices que no vas a trabajar porque tu hijo se ha puesto enfermo y lo ven bien, mientras que aquí se ve mal. No se trata solo de que lo entiendan las empresas, sino también la sociedad”, reivindica.

En lo que respecta a las ayudas económicas, Ansel las valora, pero defiende que hay que ir más allá. “Están dando dinero a las familias para que tengan hijos, que está muy bien, pero no solo es el dinero. Hay otra parte, que es la conciliación familiar. Igual otras personas no tienen tanta necesidad de estar tanto con los niños, pero yo he tenido un hijo para estar con él”, subraya.

Contratar ayuda externa

El caso de Ansel no es una excepción. Según los datos facilitados por el Departamento de Bienestar, Juventud y Reto Demográfico del Gobierno vasco, en el año 2023 había en Bizkaia 56.440 hogares monoparentales y en el 24,2% de ellos la persona de referencia era un hombre.

En Bizkaia había en 2023 un total de 56.440 hogares monoparentales y en el 24% de ellos la persona de referencia era un hombre

Las dificultades que atraviesan las familias monoparentales para conciliar son compartidas. “Tenemos que tirar de ahorros para contratar a personas que nos ayuden para el día a día o cuando los críos se ponen enfermos. Solemos tener que reducir jornada para poder acompañar a nuestros hijos e hijas al colegio, con el impacto económico que eso conlleva cuando solo hay un sueldo en casa. Las vacaciones de verano, Navidad o Semana Santa son épocas más complejas para nuestras familias y la conciliación”, expone Izaskun Lertxundi, delegada de Euskadi de Madres Solteras por Elección (MSPE), que agrupa a 400 mujeres, la mitad de ellas de Bizkaia.

Gastos y carga emocional

Afrontar las facturas en solitario también supone un gran esfuerzo. “Los gastos fijos de hipoteca, IBI, fijos del gas, luz, agua... son iguales para las familias biparentales que para las monoparentales. Suelen existir descuentos para otros modelos de familia, como las numerosas o las viudas, que no son accesibles para el nuestro, por ejemplo, en el IBI, impuesto de circulación, billetes de tren, electricidad, carné del polideportivo...”, enumera.

"Existen descuentos para otros modelos de familia, como las numerosas, que no son accesibles para el nuestro"

Izaskun Lertxundi - Delegada de Madres Solteras por Elección

A todo ello hay que añadir una mayor carga emocional. “Las familias biparentales afrontan las dificultades en equipo y eso alivia el peso de la mochila. Las familias monoparentales somos más vulnerables en lo referente a pérdida de salud nuestra o de nuestros hijos, pérdida de empleo, conciliación... y eso siempre carga la mochila emocional”, explica Lertxundi, quien añade que afrontan las dificultades de la crianza con el apoyo de sus familias y “la tribu monoparental”.