El club ortuellarra Burdin Gazteak ha logrado un hito histórico en los anales de las competiciones contemporáneas de barrenadores al lograr en esta temporada 2022 las cinco txapelas oficiales que estaban en disputa, poniendo de relieve que hoy día son el equipo más fuerte en este centenario deporte rural en el que el relevo generacional, al igual que en otras modalidades de Herri kirolak, sigue siendo la piedra de toque. Campeonato de Euskadi y de Bizkaia por equipos y primer clasificado en la Liga vasca, así como las txapelas obtenidas en los campeonatos por parejas  (con Istebe Mirena Gartzia y Jon Ander Martín) e individual (Eduardo Hidalgo) son los trofeos que desde el pasado 26 de noviembre adornan las paredes de la sede del club en el polideportivo de Ortuella, tras obtener la txapela de la liga en la localidad de Turtzioz.

María Quintela en pleno esfuerzo en una prueba en La Arboleda. Burdin Gazteak

Una liga en la que tomaron parte seis equipos de barrenadores de Abanto Zierbena (Club Gallarta), Barakaldo (Errekatxo), Ortuella (Burdin Gazteak), Santurtzi (Kabiezes), Trapagaran (Aldai alde) y Piratak de Gernika. “Creo que este año hemos preparado bien la temporada, entrenando a tope y con una estrategia que nos ha salido redonda. Especialmente, en la Liga, donde hay que decir que el equipo de Kabiezes nos ha estado soplando la nuca aunque al final pudimos mantenerles a raya”, señala Igor Benito, portavoz de Burdin Gazteak, quien recuerda que Kabiezes les relegó al segundo puesto en la prueba liguera celebrada en Bilbao.

“Kabiezes es un equipo muy potente con grandes barrenadores al que siempre hay que tener en cuenta”, destaca Igor Benito. De hecho, el equipo santurtziarra, con 76 barrenos, –cada barreno en competición tiene una profundidad mínima de trece centímetros– se quedó a tan solo ocho barrenos de Burdin Gazteak. Completaron la clasificación de la liga Aldai alde, con 74; Gallarta, con 61; Errekatxo, con 59 y Piratak, con 51 barrenos.

Animar a la juventud

A pesar de la alegría por la rotunda victoria obtenida esta temporada los miembros de Burdin Gazteak alertan de que el momento actual de la barrena es “más bien flojo, ya que la gente se suma a cuentagotas y captar a la juventud, que dispone multitud de ofertas deportivas, cuesta. Sí es cierto que durante las exhibiciones que realizamos a lo largo del año hay mucha gente que se anima a barrenar, pero cuando lleva más de quince alzadas para golpear la piedra de granito se lo piensa. La barrena forma parte de nuestra historia. Como casi todos los deportes vascos, también tiene su origen en el trabajo, en este caso el que se llevaba a cabo en las canteras y las minas y es un deporte que exige fuerza y preparación”, apunta Benito.

La competición de barrena, de la que existe constancia desde finales del siglo XIX por los enfrentamientos de barrenadores de diferentes explotaciones mineras, está hoy día bastante normativizada. Así, en la competición participan tres barrenadores que se van relevando y utilizan con una barrena de hierro con un máximo de 2,10 metros de altura y de entre 34 y 40 milímetros de grosor. Las pruebas, sean en liga o campeonatos, duran como máximo treinta minutos. Además de los barrenadores, cada equipo cuenta con un botillero que atiende a la marcha de la prueba limpiando los restos de piedra en el agujero del barreno con un fuelle y enfriando regularmente la barrena para su mayor efectividad. “Hay compañeros de Burdin que en su tanda llegan a dar hasta treinta golpes a la piedra, aunque la mayoría damos entre veinte y 25, lo que supone que en una prueba se llega a alzar la barrena y golpear la piedra unas ochenta veces”, resalta Igor Benito que, junto con sus compañeros de club se ha ganado un merecido descanso, aunque las exhibiciones juegan un papel importante en el sostenimiento de este deporte. La última, junto a Kabiezes, tuvo lugar el pasado fin de semana en Barruelo de Santullán.