A cercanía a la capital de algunos municipios de Nerbioi- Ibaizabal han llevado a la comarca a convivir localidades con gran potencial industrial con otras de carácter puramente rural. Entre la primera tipología destacan los municipios de Etxebarri, Basauri y Galdakao.

Sobre los recursos turísticos de Etxebarri, cabe destacar que posee un rico patrimonio entre palacios, iglesias y ermitas. Muestra de ello es la parroquia de San Esteban y la ermita de Santa Ana, dos reconstrucciones de los antiguos edificios que merece la pena visitar, así como la casa torre de Amezola o el palacio Leguizamón de Etxebarri, magnífico caserón neoclásico que esconde mucha historia en su interior.

Por su parte, en el conjunto patrimonial que alberga el municipio de Basauri, pueblo eminentemente industrial por tradición, dos son sus principales símbolos; la Torre de Ariz y la iglesia de San Fausto. La hermosa parroquia de San Miguel, del siglo XVI, y la ermita de San Martín de Finaga son otros edificios característicos, al igual que el parque de Soloarte, que alberga obras al aire libre de uno de los hijos ilustres del pueblo, el escultor Agustín Ibarrola; y el de Bizkotxalde, el parque urbano más grande de Bizkaia.

El patrimonio histórico de Galdakao se completa con su edificio religioso más antiguo, la iglesia de Andra Mari, situado en Elexalde y que data del siglo XIII. Por su parte, la iglesia Santa María de Galdakao, construida en 1896 y ubicado en el barrio La Cruz, es también un hermoso edificio digno de ver.

Dejando a un lado estas localidades con fuerte impacto industrial, Nerbio- Ibaizabal es también territorio verde, rural y, por supuesto, muy respetuoso con las tradiciones.

El caso de Orduña, la única localidad de Bizkaia con el título de ciudad, antaño importante enclave comercial y aduanero con Castilla, ofrece un relevante patrimonio civil y religioso. La Plaza de los Fueros es el punto de partida para comenzar a visitar la ciudad, para llegar hasta el Mirador del Nervión, desde donde contemplar una de las vistas más extraordinarias de la geografía vasca: el salto del Nervión. Tiene una caída de cerca de 300 metros en una cascada con forma de cola de caballo.

Tras salir de Orduña, Orozko es otro de los municipios que esconde muchos encantos al gozar de un entorno privilegiado, donde se mezclan montañas, bosques, cuevas, caseríos y arroyos. Este valle, abierto pero rodeado de montañas y atravesado por los ríos Altube y Arnauri, es un lugar muy tranquilo con barrios encantadores.

Entre las construcciones religiosas de Orozko destacan la iglesia de San Bartolomé de Olarte y la iglesia San Pedro de Murueta. La primera posee una única nave y su origen se remonta a finales del siglo XIV. Por otro lado, la iglesia San Pedro de Murueta también cuenta con una nave, en ábside poligonal y bóvedas de crucería. Otro edificio emblemático de Orozko es la torre de Aranguren, construida en el siglo XVI en el camino que une los barrios Zubiaur e Ibarra. Combina elementos góticos y renacentistas y tiene aspecto de palacete. Por otro lado, resalta el hermoso puente renacentista Anunzibai, erigido por el arquitecto Martín de Larrea y Leguerzana en 1741. Destaca por su arco de sillería rematado por un calvario.

Asimismo, merece especial mención el Museo Etnográfico, situado en la Casa Palacio Legorburu. Dicho museo consta de tres plantas, cada una de ellas dedicada a un tema diferente: el patrimonio histórico de la localidad, la vida tradicional en el valle y los pobladores de las tierras altas del Gorbeia.

Zeberio, por su parte, honra el trabajo del herrero en su nuevo Errementari Museoa.